Hoy vino alguien de lejos. Una de esas personas hacia la que el tiempo y la distancia no reducen los afecto; cuyos abrazos se sienten ahora que esta aquí y cuando se allá en la lejanía.
Cuando pienso en ella siempre oigo su risa que arranca estruendosa, para luego mostrarse sincera y contagiosa. La he visto caer y reinventarse; refundar su vida y multiplicarse. No vino sola, le trajo a él. No habla mucho, aún las palabras no le resultan útiles. Le basta su sonrisa, un pataleo enfervorecido, algún gritito y esa mirada limpia que solo concede la infancia. Pasé el día pilotando su bólido, intentado conversar con su lenguaje, contagiarle nuevas sonrisas, recoger sus diminutos abrazos ... jugar a conocernos.
Hoy hice un nuevo amigo, su sonrisa acunará mi recuerdo cuando solo me quede su ausencia.
Juliki (contento)
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