No quiero mirar atrás ni reflexionar sobre los errores cometidos durante los días, semanas y meses transcurridos durante el año que se volatiliza. Son demasiados, seguro. De nada sirve regodearse en las derrotas ni rememorar los triunfos. Eso no es vivir; es esconderse en el lamento y la inacción sin aprender de los tropiezos o anclarse con miedo a un pasado que no volverá. Además, a ciertas edades, lo único importante es ilusionarse, espantar fantasmas y disfrutar de lo que nos acontece mientras seguimos caminando.
Tampoco voy a engañarme con esas listas de propósitos ilusos y sin futuro que se convierten a los pocos días en ceniza en la chimenea apagada del día a día. Planificar está bien cuando uno, a continuación, se pone el mono de trabajo para hacer realidad los deseos; porque si solo soñamos despiertos, apegados al sofá cual mazmorra segura, hemos confundido vivir con sobrevivir y ya estamos muertos.
Sigo respirando, camino y avanzo a traspiés; con la inseguridad de no saber que deparará el mañana, pero con la certeza de que al futuro solo se llega sobreponiéndose al pasado e intentando disfrutar el presente. Sea cual sea.
Juliki hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario