martes, 24 de agosto de 2010

Coloso de las rutinas


Soy bastante cuadriculado y eso en ocasiones es un lastre. Por eso la creatividad no es uno de mis fuertes. Para poder hacer algo he de racionalizarlo primero, repetir reiteradamente la tarea después y así, finalmente, tener la práctica suficiente como para realizarla con soltura. Me gusta mucho ese proceso de perfeccionamiento que va del desconocimiento inicial al dominio final pasando por el aprendizaje. En ese punto para la mayoría de las personas llega el aburrimiento. Dominada la tarea se impone la rutina.
Yo en cambio soy capaz de enmascarar la rutina de novedad. Mi secreto es intentar llegar a la perfección. Hacerlo cada vez mejor. Combinando mi elevado grado de exigencia con el hecho de que la perfección es algo tan inalcanzable o intangible como el concepto de infinito, el resultado final es que cada día tiene el aliciente de volver a intentar ir un poco mas allá, un poco mejor y ese reto me mantiene alerta, despierto, incluso ilusionado. Para mi la rutina tiene su aliciente particular. Es raro, pero soy así.
También soy rutinario en mis manías, en mis recorridos... Por ejemplo, para ir al trabajo todos los días empleo el mismo trayecto, me gusta la cotidianeidad de cruzarme con las mismas personas y observar las ligeras variaciones que se producen en sus vidas. Me gusta tener referentes que me den esa aparente seguridad que proporciona lo ya conocido.
No se donde leí que eso no era bueno, que el cerebro se acomoda y si el recorrido es el mismo, trabaja menos y en cierto modo se abotarga. Decidí que mi cerebro fuera haciendo footing al trabajo para mantenerse en forma y varié diariamente mi ruta. No me agradaba la sensación, me creaba desconcierto, pero pensé que sería la resistencia lógica al cambio. Dos semanas después me quede boquiabierto al comprobar que sin intencionalidad por mi parte había regresado de manera inconsciente a mi natural cuadriculación. Ciertamente cada día iba por un camino distinto, pero los lunes usaba la ruta 1, los martes la 2... Y así indefinidamente. Decidí abandonar el footing cerebral y volver a mi rutina, porque hay cosas que incluso cuando cambian, siguen siendo iguales...

Juliki (imposible)

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