jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Mentir no era pecado?

Dentro de la campaña del actual gobierno para reinstaurar los valores patrios, ayer tuvimos un nuevo episodio por boca del Presidente que me hizo regresar a la infancia, a cuando el cura, en religión, nos instaba a ser buenos.

Desde que comencé a tener uso de razón de manera autónoma y abandoné la senda de la educación católica he intentando evitar, en la medida de lo posible, la radical división entre blanco y negro, buenos y malos; porque casi todo es gris y como seres humanos tendemos a ser más bien regulares.

Rajoy, como el cura antaño, en su cruzada por salvarnos del mal y para reconducirnos al buen camino, alababa en la ONU el comportamiento de esa gran mayoría de españoles sumisos y obedientes que se quedan en su casa y asumen la crisis y los recortes como algo natural o, peor aún, como palabra de Dios.
Su discurso me parece un claro ejemplo de hacia donde quieren reconducirnos, de esa vuelta al pasado retrogrado donde se niega el pensamiento, se castiga ser curioso y donde poseer un espíritu crítico es casi delito. 
No conformes con que cada cuatros años se les firme un papel en blanco en las urnas además quieren que su labor no se cuestione. Creyéndose poseedores de la verdad absoluta nos instan a retomar la docilidad de la educación católica, que tanto daño hizo, y a aceptar lo que venga con una sonrisa y resignación cristiana. Sed buenos y os alabaremos en la ONU.
Se olvida Rajoy de dos menudencias: que su religión no es obligatoria en el País y que preside un Estado democrático. Y por si lo ha olvidado le recuerdo la definición de democracia:

democracia.
(Del gr. δημοκρατα).
1. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.
2. f. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.

Si señor Rajoy se lo recalco "intervención y predominio del pueblo". En casa, obedeciendo, no se participa, que es seguramente lo que a usted le gustaría.
Lo de asumir la palabra del líder como verdad absoluta sin cuestionarla y la resignación como alivio de las desgracias tiene un tufillo de otros tiempos y se aleja de lo que debería ser la Democracia.

Igual es un anticipo y lo siguiente que pretenden es entrar a saco contra el pecado, evitar los tocamientos, abolir el uso del condón e instaurar misa obligatoria de doce.
Sí, vale, es exagerado pero también muchos creían que llegar a donde estamos no era posible y el rodillo ideológico continua.

Yo, que hace tiempo que deje de ser bueno, que procuro mantenerme despierto de mente y que aún pienso algo; no estoy dispuesto a decir que sí a todo ni a quedarme en casa. Que luego pasa lo que pasa y te vienen a buscar.

Juliki a pie de calle

Uno entre seis mil


Yo, que con el tiempo me he vuelto más pesimista, había asumido que tocaba tirar la toalla. Resignado, iba a las manifesta- ciones a poner el cuerpo porque era mi deber, por intentar se consecuente y por seguir buscando una salida en la que cada vez creía menos. Empezaba a pensar que no servía de nada acudir, comenzaba a sentir que las decisiones ya estaban tomadas y que David jamás derrotaría a Goliat.

Sigo pensándolo, pero algo ha comenzado a cambiar en mí estos últimos días. Toda esa campaña de desprestigio y criminalización del 25s: Cospedal comparándolo con el 23f, Cifuentes acusando al 25s de fascistas amparados en grupos de ultraderecha, esas ordenes  de parar autocares a la entrada de Madrid para tomarles los datos a todos los viajeros…, me ha provocado miedo; y el miedo, en este caso para mí, ha resultado un revulsivo.

Escuchar a estas señoras que se creen poseedoras de la verdad absoluta, que se niegan a escuchar otras opiniones, pronunciadas por ciudadanos a los que deben su cargo, y que califican de radical al distinto, me ha erizado los pelos del cogote y me ha recordado el surgimiento del nazismo.

Yo aun siendo de Ciencias no calculo muy bien cifras de asistencias, pero decir que en la manifestación había seis mil radicales agrediendo constantemente a la policía e intentando tomar el Congreso es un insulto a la inteligencia, a la honestidad y a la verdad.
Si radicales son ahora parados, jubilados y jóvenes, entonces asiento; si radical es el que piensa y se queja no digo nada; si radical es el que levanta las manos y dice "estas son nuestras armas", entonces me callo y les doy la razón. Desde mi modesta y, seguramente para ellas, fascista opinión sus declaraciones son una manifestación de intransigencia y fascismo mucho mas grave que la actitud de cualquiera de los asistentes a la concentración, cafres incluidos.

A mí me parece que para un país con millones de parados y la situación que vivimos la asistencia debería haber sido mayoritaria, pero reconozco que la campaña previa de criminalización desde el Gobierno ha generado miedo y, ante el miedo, cada uno reacciona como puede.

Es cierto que en la manifestación hubo radicales, os dejo una muestra del grupo más numeroso:

Buenas noches y dulces pesadillas.

Juliki, el 5999

lunes, 24 de septiembre de 2012

Resignación cobarde


Se acerca el 25s. Somos muchos los que permanecemos expectantes, incluso algunos pueden que tengan sus esperanzas puestas en ese día; bien porque creen que puede cambiar algo o porque quieren que algo cambie. Me gustaría estar entre los que creen, pero mi pesimismo me hace presuponer que manifestarse, aunque necesario, no cambia el curso de los acontecimientos.
Es indudable que la situación no debería continuar como hasta ahora y los indicios son que así va a ser, que las cosas van a cambiar, pero... pienso que a peor. Ya estás con tu jodido derrotismo pensaran algunos. Puede ser, no voy a negar la evidencia, pero...
Comenzamos aceptando que cada cuatro años compraran nuestra voluntad a cambio de falsa promesas y cuando nos mintieron no movimos un dedo. Era primero la época de la ilusión tras la muerte de Franco y luego la de las vacas gordas. Y por eso no nos importó que algunos se llenaran los bolsillos de dinero ajeno, el nuestro incluido, porque vivíamos mejor. Teníamos casa, trabajo, coche, televisión de plasma... y además el del banco nos sonreía afable y la roja ganaba algo por primera vez ¿Qué más se podía pedir?
Luego, cuando comenzó a acuciar la crisis, nos vendieron que había que apretarse el cinturón y tragamos con recortes en derechos sociales de los de toda la vida,  recortes en sanidad, recortes en enseñanza... y miramos para otro lado. No problems, aún éramos unos privilegiados. Incluso nos hicieron creer que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades y nos sentimos culpables. Yo me autoinculpo en este punto. Reconozco que osé comprarme un piso de 27m cuadrados y aunque haya hecho los deberes y lo tenga pagado a base de renunciar a libros, cervezas y salidas; tal vez tengan razón y para no vivir por encima de mis posibilidades debería haber buscado uno más pequeño de 10 o 12. Pero eso es otra historia.
Después subieron impuestos, recortaron más derechos laborales, bajaron sueldos y demonizaron a los funcionarios, mientras además retocaban otros temas ideológicos como el aborto, la cadena perpetua e indultaban a los grandes desfalcadores que evaden capital... Se levantaron algunas voces, pero cada uno de nosotros siguió parapetado en su mísera vida, en ese "que me quede como estoy" y  en "eso no va conmigo", porque somos cobardes.
Lo próximo, no creo equivocarme, serán las pensiones, la prestación de desempleo y tal vez pronto sea ilegal pensar, criticar o reunirse. ¿Qué exagero? Puede, pero...
Ayer creo que dimos un paso más hacia esa exageración mía. Empezó a abrirse el abismo ante nuestros pies y el supuesto Estado de derecho se quito la careta para dejarnos ver donde nos encontramos en realidad. Ayer, en el Retiro, según atestiguan las imágenes del video casero que figura más abajo; la policía, supuestos policías pues llevaban su numero de placa oculto con cinta, acosaron y persiguieron a personas que reunidas en un parque conversaban en un intento por, tal vez, buscar una alternativa y un mundo mejor.
 http://bambuser.com/v/3003252
 Si realmente los miembros de los cuerpos de seguridad tienen obligación de identificarse y mostrar, mejor dicho, llevar visible su placa y número, pero en lugar de eso lo tapan, algo no funciona. ¿No es eso bastante más irregular que juntarse a hablar pacíficamente? Si la actuación de ayer de esos policías no se ajusta a la ley, es decir es ilegal y en consecuencia un delito. ¿No debería intervenir de oficio alguien? Yo que sé, el defensor del pueblo, el fiscal del Estado... Uno de esos que cobran de todos nosotros para garantizar ese Estado de derecho, esa democracia en la que se supone que vivimos. Si el poder deja impune sus abusos, tal vez no está en las manos adecuadas.
Creo que lo están logrando, su política del miedo, esa que nos hace tragar y conformarnos, está triunfando. Yo lo reconozco avergonzado, tengo miedo y espero parapetado en mi pequeña casa. Salgo a manifestarme y luego regreso y espero mirando hacia otro lado sin querer reconocer que el próximo al que vendrán a buscar puedo ser yo, aunque no haya hecho nada, por no haberlo hecho.
Juliki, culpable de inacción

martes, 18 de septiembre de 2012

Ecos del desempleo


Desde el mismo día en que me despidieron y comencé a buscar curro, fueron muchos amigos los que me recomendaron que acudiera a Internet como la forma moderna de encontrar trabajo. Ellos, con su mejor voluntad, insistieron en que me apuntara a las distintas páginas de empleo que figuran en la red y así lo hice.
Yo, que era escéptico, con el paso del tiempo he ido confirmando mis sospechas, y hoy, aunque sigo apuntado, consultando las ofertas y mandando curriculum a algunas, no tengo ninguna esperanza de que de ahí salga un curro para mí.
Puede ser culpa de mi formación, químico-tendero-titiritero-estampador no parece una trayectoria muy coherente, o de no saber venderme de manera no presencial o simplemente de que todo está muy chungo.
El caso es que de todas las ofertas a las que me he apuntado de manera virtual no he conseguido, no ya un trabajo, sino ni una mísera entrevista. Ni siquiera he llegado al punto ese de poder asustarles con mi coleta y mis ropajes coloristas de hippy desfasado, que paradójicamente ni fuma ni casi bebe y, uno de cuyos pocos vicios, a pesar del apellido, es que le gusta trabajar.
Pongo un ejemplo de una de las recomendaciones que una de esas plataformas de trabajo me adjunto el otro día como consejo para complementar mi formación:

Cursos interesantes para Químico
Productor Musical »
Fundación CPA Salduie | Curso | On line | A consultar

Con este curso obtendrás el Titulo Universitario expedido por Universidad San Jorge de Producción Musical. 

Igual es que algún programa informático, tras consultar mi trayectoria, ha calculado de manera aleatoria cuál debería ser mi siguiente paso laboral y este sea el resultado. Desgraciadamente no han tenido en cuenta algunos aspectos de la realidad: mi inexistente oído, mi nula capacidad  de discernimiento en música y mi nefasto gusto musical.
Aun así voy a pensármelo. Quién sabe, igual mi futuro profesional esté en la música. Por si acaso he sacado el cazú y estoy practicando.

Juliki practicando pedorretas

jueves, 13 de septiembre de 2012

Vuelta al cole de las ilusiones


Esta semana empezó el curso escolar. Lo tenía todo preparado, la mesa ordenadita, los proyectos organizados y las ilusiones en el estuche, bien afiladas; pero no me presenté. Hice pellas. Seguramente las primeras de mi vida. Pudo más el miedo al fracaso que la ilusión de retomar la vida con otro espíritu, con otro impulso revitalizador.
Y es que cada día que paso sin curro me golpea la sensación de que la suerte está echada y de que nada de lo que haga va a cambiar el devenir de mi vida. Sé que no es así, que debería sobreponerme a las bofetadas de las ofertas de empleo gestionadas que parecen llevar escrito "no es para ti" o " 45 años son demasiados" o la más cotidiana "ya te avisamos", que tan solo se concretan en una espera infructuosa. No es fácil amanecer sin expectativas y convencerse de que regresaran.
Por otro lado, ahora que tengo tiempo debería aprovecharlo en llevar adelante nuevos retos o en hacer lo que me gusta, en lugar de perderlo en lamentos, pero reconozco que muchos días amanezco derrotado.
No es que mis proyectos sean salvadores ni que a través de ellos vaya a conseguir abrir nuevas vías laborales. No. Son tan solo un camino que me permite dejar de torturarme, que me mantiene entretenido, engañado en la felicidad de escribir, por ejemplo, en lugar de pasar las horas recordando machaconamente que el desempleo a llamado a mi puerta, como los de Avon, pero parece que con intención de quedarse.
Hoy me he recompuesto y me he presentado en clase. Han puesto muchas pegas, pero al final me han readmitido y por ahora no pierdo la plaza. Eso sí, tengo que copiar cien veces estas dos frases: "no volveré a tirar la toalla" y "me comeré el mundo aunque este lleno de gusanos". Voy a esforzarme, palabrita del niño Jesús, así al menos al terminar el curso podré adjuntar el título de "Iluso" en mi currículum, aunque de eso nadie te ofrezca trabajo.

Juliki al borde de la expulsión

viernes, 7 de septiembre de 2012

Mamoneos de ayer y hoy



Ayer mientras comía me atraganté. No fue que la comida se me fuera por mal sitio. No. Fue culpa de la radio que andaba encendida, o mejor dicho, del comentario que un individuo, que nunca llegará a ser persona, hacía de una noticia.
El susodicho, con dos cojones, defendía públicamente que cada mujer se pagara sus mamografías por considerarlas casi, casi como un capricho, un artículo de lujo.

Las probabilidades de que me tenga que realizar una mamografía, por mi condición de hombre, son mininas, pero me parece una barbaridad que alguien justifique que una mamografía no es esencial y por lo tanto defienda que no deba permanecer dentro de lo que se considera asistencia sanitaria básica. Si empezamos así, prescindiendo de ellas, de la rehabilitación, de las prótesis..., ¿qué vendrá luego? Tal vez no merecerá la pena curar las enfermedades y será mejor rematar al que contraiga algo; total, hay suficiente mano de obra para sustituirle y sale más barato.

Ha costado mucho llegar donde estamos. No a nosotros que nos lo dieron casi todo hecho. A nuestros padres, a nuestros abuelos y a todos los que les precedieron para que ahora retrocedamos y volvamos a ese quién pueda que se lo pague y el que no que se joda.

Voy a confesarlo todo. Me atragante porque de mi boca salió una lindeza que escuché de pequeño y no pude evitar pronunciar. La frasecita, que es una autentica pasada, reza así: hijo de puta, mal cáncer te entre en el culo y cuanto más corra más te duela y si te paras revientes.  Vale que es una burrada desearle eso a nadie; vale que si ese individuo la palmase nada cambiaría ya que, por desgracia, a otro con similares ideas se le llenaría la boca con ese tipo de afirmaciones. Yo lo admito, me pase diez pueblos, pero no me arrepiento. Quizás es que ha llegado el momento de dejar de ser indiferente, de que queden impunes ciertas palabra, de que ninguna agresión quede sin respuesta. Ese tipo de ideas, las del politicucho que intenta hacer recortes anteponiendo la economía a la vida, no pueden ser el futuro al que aspiramos, porque huelen y saben al pasado del que pretendíamos huir.

Mi barbaridad, siéndolo, es del mismo orden de magnitud que su comentario. Por eso, aunque han pasado varias horas y he tenido tiempo de repensármelo, me sigue viniendo a la boca el mismo exabrupto cuando recuerdo sus palabras. Y sigo sin arrepentirme porque, uno, aunque esté encerrado en un pozo, aún respira, siente y aspira a otro tipo de vida.

Juliki, con la cresta despeinada

jueves, 6 de septiembre de 2012

Bisoñez de juventud



A veces soy malo o al menos travieso. Yo no quiero, pero no puedo evitarlo. La bisoñez me transforma.
Me pasa siempre que suena el timbre y ante mi puerta aparece un imberbe o una jovencita que creen dominar el universo y piensan que la moto la tienen ya vendida de antemano.
Lo que ellos ignoran es que yo sé que vienen a vendérmela, que yo no quiero comprarla, que educadamente voy a jugar con ellos y que, al final, bajaran los cinco pisos que han subido con unos capotazos, algún puyazo de mentirijillas y devueltos a los corrales por falta de casta y honestidad al embestir.
Ding dong. Abro tal cual estoy en calzoncillos y camiseta, con un té en la mano y el ánimo decaído.
—Buenos días, soy de la compañía eléctrica, tiene que enseñarme su factura para...
Mal comienzo. Demasiados errores. No dice ni nombre ni empresa, no muestra credenciales, exige en lugar de pedir... Supongo que es una técnica de apabullamiento que les enseñan para ganar terreno. Pobrecilla. La recibo a puerta gayola.
—¿De qué compañía?
—De la eléctrica —en mi cerebro resuena un piiiii de respuesta incorrecta que ella no puede oír.
—Sí, pero de cuál.
—Endesa.
—Yo soy de Iberdrola.
—Pero si me enseña su factura...
—Para qué si no eres de mi compañía —su seguridad se diluye ante la mía.
—Ya, pero es que tiene que mirar que le estan facturando desde Vizcaya y...
—Eso es España. ¿No? ¿Dónde está el problema?
—Pues que usted está en Madrid y...
—España también, ¿no? Mismos impuestos.
—Es que le estan cobrando de más...
—Pues muchas gracias por la información. Lo hablaré con mi compañía.
—...

Si fuera una corrida estaríamos ante la suerte suprema. Tan solo tendría que sacar el estoque, agitar la muleta (¿Y Endesa no lo cobra?) y entrar a matar para luego recibir mis trofeos. Retengo la pregunta trampa y la mando de vuelta a corrales. Viva. Sin dilapidar su tiempo ni el mío. La pobre tan solo intenta hacer su trabajo. Mal, pero lo intenta. ¿Quién soy yo para darle la puntilla? ¿Un desempleado rencoroso? No hay que ser cruel. Aún tiene tiempo de aprender. Además no me gustan los toros. Ni los toreros.

—Gracias de nuevo. Que tengas un buen día. —me despido regalándole lo único que tengo para ella: una sonrisa.

Ella no está para obsequios. Baja con un gesto de enfado. Tal vez por mi culpa, sus objetivos de captación de clientes quedan  hoy lejos de cumplirse. Seguro que piensa que es un curro de mierda y que el hippy del quinto que le cierra la puerta es un gilipollas. Acierta con ambos pensamientos. Vuelvo a mi té. Hoy es de desencanto mañanero. A ver si acabo pronto con las existencias.

Juliki de espaldas al tendido

domingo, 2 de septiembre de 2012

Lección de circo



El último día de agosto me reencontré con mi amigo Dubi. El Dubi es un personaje de esos que, si le fotografiaras en tonos sepia, pasaría por habitante de un circo de antaño. Tal vez esa apariencia no es mas que el reflejo de lo que uno quiere ser, porque el objetivo de Dubi no es otro que trabajar en un circo.
Ver su cuerpo enjuto y fibroso paseando su jirafa de tres ruedas de regreso a casa tras su ensayo cotidiano en el Retiro despertó una vez más mi admiración.
Le admiro por saber vivir el día a día con esa sonrisa que a la mínima se contorsiona hasta convertirse en carcajada convulsa y contagiosa, por perseguir sus sueños aunque a veces parezcan mas bien locuras y por esa despreocupación casi inconsciente del que vive en un mundo peculiar mas allá de la realidad irreal que nos rodea y parecer feliz.
A mí, que últimamente parece que me regodeo en el lamento y que veo casi todo de un gris casi negro, charlar ese rato con Dubi me supuso una nueva lección de vida, tan nutritiva como los abrazos que nos dimos, como su sonrisa imperecedera.

—Hooooooooola Juliki
—¿Qué tal todo, Dubi? —respondo mientras nos fundimos en un abrazo reconfortante
—Bien, la verdad es que muy bien. ¿Sabes que el Churry se ha ofrecido a ayudarme a montar mi espectáculo? Estoy muy contento.
—¡Joder que bueno!
—Y Alfredo, el que conocí rodando Pájaros de Papel, también va a echarme una mano. Por fin voy a tener un número propio y bien elaborado. Lástima lo de la casa...
—¿Qué pasa con la casa?
—Ah, eso. Jajaja, que nos desahucian por no pagar el alquiler.
—¿Cómo es eso?
—Pues nada que desde hace dos años los bolos han ido flojeando y no me llegaba, con lo cual he ido dejando a deber 80, 90 o 100 euros cada mes y ahora es una pasta que ya no puedo pagar. Sabes, el lunes he quedado con el Churry en su local para mostrarle mi espectáculo y empezar a trabajarlo. Incluso él tiene la posibilidad de currar dentro de unos meses en un circo e igual, si cuadra mi espectáculo, podría ir con él.
—Ojalá, estaría genial. Oye, ¿y con lo de la casa qué vas a hacer? ¿Dónde piensas ir?
—No sé. Ahora estoy ilusionado con lo del número. Ya lo veré cuando nos echen.
—¿Y eso cuándo es?
—Se supone que el 1 de septiembre.

Vivir al segundo, negar la realidad o apostar por tus sueños. No lo sé, pero sin duda el espectáculo debe continuar y, para eso, es necesario tener madera de artista.

Juliki de contrachapado malo

Persiguiendo nubes


Estos últimos días saqué a pasear mi desolación. No es que ella necesitara tomar el sol o recorrer mundo; en realidad en casa, encerrada y apática se siente la mar de a gusto. Pero por eso de ventilar un poco y que mi buhardilla no empiece a oler a antiguo, arrastré mi cuerpo hacia la calle y ella, fiel parasito, me acompañó. A estas alturas ya casi no noto su presencia ni su peso; mi caminar cansino, triste y derrotado parece natural, como si fuera solo, como si siempre hubiera sido así. Tal vez lo sea ya, porque cuando uno alberga algo tanto tiempo en su interior los límites se difuminan hasta conformar un solo ser.
Deambulando con rumbo errático, sumido en mis pensamientos acabé por levantar la cabeza, quizás para liberar un suspiro o proyectar lejos algún lamento, y me encontré caminando con los ojos en el cielo.  Allí, enmarcadas entre la silueta de edificios, descubrí un espejo de fondo azul que me devolvía el reflejo de mi vida con forma de nube. Sincronicé mi paso al tempo de unas nubes que se iban desmembrando como mi vida y solo fui capaz de hacer lo que hago con ella: verla pasar y contemplar como se deshace en retazos que, como la espuma en la bañera, van menguando hasta desaparecer.
Sé que la vida es para vivirla, sentirla y disfrutarla, pero no estoy con ánimo para ello. Por eso, hasta que mi desánimo se haga mayor y pueda salir a pasear solo, toca resistir.

Juliki nublado