lunes, 31 de agosto de 2009

Retorno al redil



Hoy es uno de esos días bisagra, donde se produce la transición entre algo que acaba y algo que empieza. Dependiendo de cada cual, suele ser considerado una jornada de fortuna o desgracia, aunque predominan los que se inclinan por la segunda opinión. Yo prefiero no pronunciarme y dedicarme, sin mas, a disfrutar lo que queda.
Mañana será otra historia; sonará el despertador a las 6:00 A.M., iniciaré los rituales del desayuno, el aseo, la preparación de la ropa, la bolsa... Después saldré a las calles dormidas y recorreré el mismo camino que un mes atrás constituía mi paseo matutino. Me cruzaré con las mismas caras somnolientas, quizás algo mas tostadas por el sol; y si alguna no acude a la cita, será porque la fortuna le habrá obsequiado con algún día de vacaciones aun por disfrutar. Cuando llegue a mi destino, la luz de las farolas iluminaran las calles y el sol estará aun por salir. Abriré la puerta con mi llave y me sumergiré, un año mas, en ese espacio familiar donde transcurren un tercio de las horas de mi existencia diaria. La rutina habrá vuelto a instalarse en mi vida y poco a poco todo volverá a ser como tiempo atrás.
Mañana también me reencontrare con ella, estará quieta, esperando en silencio, aguardando mis caricias, dispuesta a soporta mis enfados y mis protestas sin apenas replicar. Cumplidora, se afanará en su tarea, se amoldará a mis mandatos; subirá y bajará al ritmo que marquen mis pies hasta que el reloj nos indique que debemos parar el baile. Entonces, yo partiré a la vida real, libre al fin, de la obligación de alquilar mi tiempo. Mientras, ella, a oscuras, volverá a su reposo obediente, y esperará mi regreso seguro del día siguiente; quien sabe si soñando con esa libertad que tantas veces me oyó anhelar.


Juliki (retornable)

domingo, 30 de agosto de 2009

Emparedado atemporal



Suele acontecer que ciertas cosas cotidianas y aparentemente triviales, se convierten en pilares básicos de nuestra existencia y nos acompañan durante toda la vida. Pasan desapercibidas, su presencia es tan cercana, habitual y efímera que parecen intranscendentes.
El bocadillo es una de ellas. Si, ya se, parece estúpido rendir homenaje a algo tan simple; pero generación tras generación ha participado en las meriendas y los recreos de la humanidad e incluso, cuando la vida nos achucha, constituye un excelente alimento de supervivencia.
Son muchos y variados los bocadillos que han sido despedazados por mis mandíbulas, triturados por mis muelas y digeridos en mi estómago. Algunos vulgares y corrientes, monotemáticos y aburridos; otros imaginativos, suculentos o simplemente enriquecidos con "truquis" que los convertían en auténticos manjares. Lo que diferencia unos de otros es el relleno, la parte jugosa, lo que aparentemente merece la pena; el resto, arriba y abajo es solamente pan. Pan, mejor o peor, pero simple y vulgar pan.
No obstante, no deberíamos olvidar que sin el pan, el bocadillo no sería tal. Le da cuerpo, arropa la sustancia interior formando un todo indivisible, le permite trasladarse, recorrer mundo y llegar a lugares recónditos, los paladares de miles de personas.
A veces pienso que la vida es como un bocadillo. Lo jugoso, es el presente que debemos saborear con deleite, y cuyos ingredientes hay que combinar con tino y maestría; eso si, sin olvidar que rodeándole, complementándolo, se encuentran el pasado y el futuro. Ese pan que confiere sentido a la vida.
Adoro los bocadillos, aunque a veces, me descubro a mi mismo comiendo pan a palo seco ...

Juliki (panero)

sábado, 29 de agosto de 2009

Días de escuela



Llevo parte del día tarareando temas de Asfalto. Suele ser mala señal, barrunta tormenta de melancolía, tiempo gris, recuerdos de infancia y ¡como no!, días de escuela. Estaba medio sumido en rememorar esos días en el Tagore cuando un nombre asalto mi recuerdo: Miranda.
Los Miranda eran varios hermanos, coincidí con ellos en mis años escolares, eran los malotes del cole, o así nos lo vendían los profes. Eran distintos, rebeldes, contestatarios, inquietos y emprendedores. Recuerdo una ocasión en que durante el recreo, uno de ellos saltó la valla del cole, se acercó al colector de aguas subterráneas, levantó la tapa y se fue de paseo, a investigar. Se montó la mundial cuando, al volver a clase, notaron su ausencia. Vino la policía y tardaron varias horas en dar con él. Dijo que se aburría y había pensado en correr una aventurilla, para entretenerse ...
En 4º o 5º coincidí con uno de ellos en clase, su fama siempre les precedía y he de decir que no era el predilecto de la profesora. Un día, no recuerdo porque, le mandaron al pasillo; supongo que se montó jaleo y al final el resultó como culpable del bullicio, seguramente sin serlo.
La profesora continuó explicándonos la lección; de repente se paró en seco, enmudeció, palideció, sus ojos se proyectaron hasta lo imposible, mostrando el horror extremo y salió corriendo. Todos nos agolpamos en la ventana y pudimos contemplar gratuitamente el gran espectáculo. Miranda con los brazos en cruz se paseaba en equilibrio sobre la barandilla circular, de apenas unos centímetros; debajo de él, el hueco de la escalera con tres alturas a sus pies. La profesora enrojecía y le gritaba intentando que bajara inmediatamente, el continuaba su marcha y antes de obedecer se permitió aun un giro de 180 grados, recorrer nuevamente la barandilla en toda su extensión y saltar gracilmente al suelo.
A través de la puerta pudimos oír los gritos:
- Eres un inconsciente, te podrías haber matado.
- Que va, esta chupado. Si quiere la enseño ...
Su osadía llevó al Miranda ante el director. Recuerdo que en esa ocasión mientras en dirección era reprendido por su actitud, me quedé a cargo de la clase. Se supone que yo era de los "buenos", estudioso, obediente, responsable, como dirían los mayores, un alumno modélico. Pero en el fondo, todos mis compañeros y yo mismo admirábamos en secreto el arrojo y la valentía de los Miranda.
Varios años después nos cruzamos en la calle, ambos nos miramos y quien sabe porque reconocimos mutuamente al niño que habíamos sido. Tu eres del Tagore ...
Charlamos un rato y me pareció un tipo de puta madre, interesante, activo, comprometido ...
Volví a casa contento, pensando que lo importante no es lo que fuimos ( ¿malos, buenos? conceptos falsos y relativos ... niños jugando a ser mayores), sino en que nos convertimos.
Yo no lo tengo muy claro, pero ¿Y tú? ¿En que te has convertido?


Juliki (simulacro de adulto)

viernes, 28 de agosto de 2009

Asomo de duda



Soy un basurillas, no puedo evitarlo. Lo soy desde niño cuando mi padre me llevaba a los alrededores del complejo polideportivo Somontes. Allí buscábamos entre los arbustos, junto al río, las pelotas de tenis que habían saltado la valla y quedaban olvidadas a su suerte.
Llegué a tener un tambor de Colón lleno hasta el borde y varios botes con las pelotas de marca nuevecitas, que no debían haber disputado ni tan siquiera un set. La pena es que aunque lo intenté, nunca me gustó el tenis, tal vez como una consecuencia lógica de mi manifiesta torpeza ante las actividades deportivas.
Crecí y acabé regalando las pelotas, pero no pude deshacerme de ese cosquilleo que nos asalta a los pobres ante la posibilidad de encontrar cosas útiles. Esa desazón esta en nuestros genes o quizás inoculada en nuestra sangre; el caso es que cuando salgo a la calle se enchufa automáticamente el radar y aunque no los busque, mi mirada siempre acaba planeando sobre los contenedores.
Vivimos en el primer mundo, acaparamos cientos de objetos que no utilizamos y al final, acabamos desechándolos. Eso convierte los contenedores en el paraíso del reciclaje para los rebuscadores como yo. Son muchas las compras gratis y libres de impuestos que he realizado en mi vida en esos auténticos supermercados del ahorro. Desde cosas insignificantes a otras de mas enjundia como varios baúles o una cadena de música en perfecto estado que apareció como premio adicional al ir a coger unos alicates; incluso el carrito de la compra que tengo me estaba esperando en uno de ellos, perfectamente embalado y con su correspondiente ticket de compra.
Solo en una ocasión esta afición me causó algún quebradero de cabeza. Fue hace algún tiempo, una mañana primaveral, como muchas otras que me dirigía a mi trabajo en el CSIC (No confundir con el de los espías). Bajaba por la calle Huertas cuando un contenedor lleno hasta los topes me salio al paso. Me acerqué y cuando estaba ya iniciando las tareas de localización levante la vista y en la cúspide, sobre un improvisado camastro hallé horizontalizado a un indigente. Dormía placidamente, roncando a pleno pulmón. Me quedé paralizado y reanudé la marcha hacia mi curro sin mirar atrás.
Aun hoy en día, algunas mañanas me remuerde la conciencia, me asalta la duda y me pregunto: ¿Debería habérmelo llevado a casa?

Juliki (el niño gangas)

jueves, 27 de agosto de 2009

Luchar contra el tiempo



Marino es un tipo curtido por la vida, se puede notar en su rostro enjuto, de facciones marcadas, que ahora, con el sol veraniego, adquiere un tono bronce casi metálico. Indudablemente no es un triunfador, pero con sus casi 60 años sobrevive en un equilibrio precario que le mantiene a flote. Habla sin parar como si su verborrea pudiera alejar de él las desgracias que seguro le han acontecido a lo largo de su trayectoria vital. Su tono es musical, con un deje de chulería castiza, algo ronco, como encallecido en mil y una trifulcas callejeras.
Pasa la mayor parte del año en Madrid, en el barrio de Usera creo recordar, donde a base de algún subsidio, y ciertas chapucillas consigue ir trampeando a la vida. Llegado el verano, se muda a Lovingos, el pueblo de sus ancestros, donde se convierte por unos meses en okupa de la propiedad de sus antepasados. La casa debe ser un gran puzzle en deconstrucción; la parte de atrás ha ido perdiendo piezas y un cartel avisa del peligro de derrumbe. Cada año la humedad invernal se cobra nuevas victimas, y va engullendo habitaciones que pasan a quedar impracticables. Así el inexorable paso del tiempo va menguando el patrimonio de sus mayores y confina a Marino a un reducto cada vez mas minúsculo. Nada de eso le arredra, año tras año, vuelve a aparecer y se le puede ver pedaleando en su bici de llantas carcomidas, de un lado a otro. Se apaña echando una mano a los lugareños en ciertas tareas, que supongo le reportaran unas perrillas; después con unas patatas que la da uno, unos tomates de otro, consigue complementar su dieta.
Es un nómada moderno. Vive al día, sin lujos innecesarios, con lo que hay; echándole un pulso al tiempo, a la vida misma, con una sencillez digna de encomio, que ya quisieran otros ...


Juliki ( sedentario-estancado)

miércoles, 26 de agosto de 2009

Deseo de sombras




A menudo nos obcecamos con menudencias y el discurrir diario se nos hace insufrible. Estaría bien pararse en seco, mirar alrededor y conceder a cada cual su justo valor; sin olvidar lo importante: Hay que caminar junto al otro, no frente a él.



Juliki (conciliador)

martes, 25 de agosto de 2009

Silencio de gestos



Cabeceos mañaneros, ojos entornados que apuran ese último aliento del sueño. Párpados que se abren y cierran fugazmente cuando la marcha se reduce sincronizándose con el traqueteo del vagón. Algún bostezo suelto acompaña la apertura de puertas. La voz metálica atrona: "Próxima estación Guzmán el Bueno correspondencia con ...". Ciertos cuerpos saborean el caramelo imaginario (aun quedan dos estaciones), mientras se acurrucan recostados contra la barra.
Hay miradas perdidas que parecen reposo de ojos abiertos atisbando el infinito; otras se sumergen entre las letras de encuadernaciones baratas, ajadas por el uso. Estas últimas son absorbentes, voraces e intentan desesperadamente vivir la aventura de otros, mas apasionante e interesante que la propia. Su tiempo se acaba ante la inminente llegada al destino que les arrastra de vuelta a su realidad, tal vez anodina o incluso desalentadora.
Cuerpos que entran y salen sin verse, mentes que se rozan sin apenas sentirse día si y día también. Conversaciones imaginarias que flotan sin llegar a ser. Desde mi asiento observo el flujo una vez mas antes de incorporarme a él. Mi trayecto acaba, salgo y dentro del vagón quedan palabras jamás pronunciadas por mi, flotando alrededor de los sueños de esos que prosiguen hacia su destino.

Juliki (mirando)

lunes, 24 de agosto de 2009

Regreso ineludible



He estado fuera, cambiando de aires, que aunque suena un tanto insustancial, es imprescindible para renovar energías, para afrontar nuevamente ese día a día que de nuevo nos acecha.
Me perdí en un pueblecito apartado, tranquilo, sin tiendas, casi sin bares; prescindiendo de ordenador, de televisión …, sin interferencias. Vida básica: Comer, leer, pasear, volver a leer ... Pensar lo justo. He estado llenando los ojos de imágenes, de ideas, de historias, de personajes variopintos, de tranquilidad y sosiego. Solamente dos descuidos de los que poder autoinculparme: No he analizado como arreglar mi existencia y no he escrito.
Lo primero no me preocupa, total hay cosas que ni cambian ni tienen arreglo; y lo segundo tampoco me inquieta. Tengo mucho tiempo por delante para ir haciéndolo; porque sí, porque me gusta y me apetece, pero sin que constituya una nueva obligación.
Aun estoy aterrizando, volviendo a la realidad, esta que ahora toca. Ya tengo internet en casa, he puesto la lavadora, la compra esta hecha y me dispongo a leer.
Echo de menos el frescor de las losas del patio, el vuelo juguetón de las golondrinas que se persiguen incansables, antes de posarse a mirarnos con curiosidad. Falta el té de la tarde a la sombra de la higuera y el pausado letargo en la hamaca que acontece tras la comida. Incluso por un instante, llegué a extrañar ese zumbido empalagoso, ese revoloteo insufrible de las moscas alrededor. Muevo la mano irreflexivamente para espantarlas de mi imaginación, pero posiblemente ellas tampoco estén allí.

Juliki (de retorno)

viernes, 14 de agosto de 2009

Mirada exploratoria



Sentado en una terraza, escucho el sonido de las fuentes, me relajo. Entorno a mi, gente a la que aprecio, a la que quiero. Charlan afablemente, nos reímos. Entro y salgo de la conversación, voy y vengo, pero no estoy ahí. Dejo el cuerpo en la silla y la oreja en la charla, pero mis ojos lo recorren todo. Busco, observo como la vida palpita alrededor e intento contagiarme de esa energía.
Capto instantáneas, imágenes fugaces: unos críos juegan con el agua y la expresión orgullosa de su madre los arropa. Sonrío a la inocencia de la infancia aun no mancillada por el inevitable acto de crecer. Un grupo ruidoso de inmigrantes juegan a las cartas, entre bromas y apuestas. Alrededor circulan personas de todo tipo: lugareños perennes, viajeros de mapa, paseantes circunstanciales ... Los yonquis y borrachines de la plaza nos piden cigarros. Una, dos, tres, cuatro veces ... Pierdo la cuenta.
Vuelvo a mi ser, a la mesa, contemplo a los demás. ¿Que somos? Amigos y extraños a un tiempo. Mundos por explorar, unos mas pateados, otros aun por indagar. Potencial humano, contenedores de ilusión, de futuras sorpresas, de momentos compartidos ...
Abandonamos la mesa y pasamos a ser breve visión de otros observadores que contemplan el paisaje. Nos dispersamos y nuestras foto conjunta se transforma en imagen de fotomatón, individual, aislada, tal vez solitaria ...

Juliki (escudriñando)

jueves, 13 de agosto de 2009

Desenterrando vivencias



Rebuscando en la memoria, intentaba recordar la fecha de emisión de una serie británica, que en su momento me fascinó. Como el "internete" es un gran invento para ese tipo de búsquedas, me sumergí en el google y tras leer con añoranza las reseñas de la serie, una de las entradas transformó mi melancolía en ilusión arrebatadora: "Caída y auge de Reginald Perrin por fin en DVD".
¡No podía ser verdad!. Tiempo atrás había estado intentando buscar el modo de visualizar algún capítulo, para cerciorarme que aquel recuerdo tan grato no era el fruto de una idealización infantil-juvenil, pero mis esfuerzos habían sido infructuosos.
Esta mañana después de mi rutina vacacional: Retiro a una rueda, ducha, desayuno, lectura ..., me planté en la Fnac y adquirí la serie completa. Desde entonces me corroe la duda, ardo de impaciencia pero brujuleo de un lado a otro sin atreverme a meter el disco en el reproductor. ¿Y si resulta que uno de los pilares de mi existencia es fruto de una idealización? ¿Y si ese pseudo héroe aparentemente absurdo no era tal? ¿Que ocurre si ni tan siquiera me hace gracia?...
Para aquellos que no la vierais en su momento, o no la recordéis, es una serie de humor británico, con una crítica social que roza el absurdo; pero deja ese regusto de ... ¡que leches, pues no esta tan lejos de la realidad! O eso creo recordar.
Empecé el mes con la intención de revisar mi existencia y obviamente, esto es también indirectamente una manera de hacerlo.
Os dejo, tengo una cita con un amigo de la infancia ...

Juliki (al reencuentro)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Soñar despierto


Pues habrá que buscarlo ...

Juliki (al acecho)

martes, 11 de agosto de 2009

Regar los dones



Es sorprendente como la vida se agarra incluso al hilo mas fino para salir adelante. Ayer salí a pasear que es una de las formas de vivir que mas me llenan. No había cruzado el umbral del portal, cuando las primeras gotas hicieron su aparición. No lo dude y me lancé a tumba abierta a disfrutar de la tormenta veraniega; estaba empezando y su magnitud era aun una incógnita. La incertidumbre de las cosas insignificantes a veces me produce un agradable cosquilleo de emoción. ¿Cuatro tristes gotas?, ¿Chubasco breve pero intenso?...
Yo prefería lluvia persistente, de verdad y la fortuna me hizo un guiño. Continué mi paseo observando las variopintas reacciones del personal. Éramos pocos los que nos manteníamos estoicos bajo el aguacero, la mayoría se refugiaban en los soportales o formaban corrillos bajo las marquesinas de los locales. Los mas previsores lucían orgullosos sus paraguas, que habían vivido horas dormidas olvidados en el fondo de los bolsos. También los avispados recorrían las calles, presurosos, voceando: "Paraguas tres euros", confiados en rentabilizar su inversión antes de que la lluvia cesara.
Empecé a derrapar dentro de mis propias sandalias, pero seguí mi camino, disfrutando del refrescante aliento que las nubes me obsequiaban. Una sonrisa plácida se dibujaba en mi tez. Busqué alguna expresión cómplice a mi alrededor y no tarde en hallarla; junto a la alcantarilla, jubilosa, ella también se empapaba de lluvia. Sentí, una vez mas que la resistencia, al final, tiene su recompensa ...

Juliki (humedecido)

lunes, 10 de agosto de 2009

Fusión de identidades



Cada mañana acuden puntuales a su cita. Cuando yo paso por primera vez ante ellos, a eso de las 7:40 A.M., ya se les puede ver enfrascados en su partida. Parecen concentrados y relajados a un tiempo; supongo que esa combinación solo se alcanza con el equilibrio que dan los años, la ausencia de tensiones, la jubilación.
Me gusta imaginar que son rivales y amigos, que hablan de sus batallas de vida mientras maquinan como eliminar el peón de su adversario. No se dan tregua, son aguerridos, tenaces, quizás porque estar allí y enfrentarse es, hoy por hoy, su razón de ser.
Veinte minutos después vuelvo a cruzarme en su camino sedentario. Siguen sosegados en sus sillas plegables, a la sombra de un árbol enjuto; separados por el campo de batalla, donde algunas piezas han dejado de ocupar su primigenio recuadro para avanzar. Otras, ya retiradas, reposan derrotadas en el lateral. La partida continua ...
Pedaleo, sudo, les observo y les envidio mientras me alejo de su ubicación. Se les ve serenos, tal vez felices; conocedores de su misión en la vida: Vivirla, saborearla, dar un nuevo jaque mate a la muerte para poder volver mañana a iniciar una nueva sesión, un nuevo día bajo el sol.
Giro en la fuente, inicio la bajada que es efímera y aprieto los dientes para encarar la subida sin perder velocidad. Se recuerdo me alienta y cuando la silueta del ángel caído se empieza a vislumbrar, sonrío. Yo también debería plantar cara, buscar ese equilibrio y poder decir a todo aquello que me empequeñece: Jaque mate.

Juliki (envidioso)

domingo, 9 de agosto de 2009

Decadencia plácida



Hay días que es difícil entenderse a uno mismo, pero si además tampoco puedes comunicar con los que te rodean, la cosa se complica. El silencio no es la solución, pero a la vez es la única respuesta. El enfado con uno mismo y con la humanidad tampoco aporta nada mas que malestar y resentimiento. ¿Dejar pasar el día? Quizás sea lo menos malo, pero en esa dinámica de "dejar pasar", "esperar mejor ocasión" ... se escapa la vida y uno comprueba que no hace lo que debe o quiere.
Sentarse en el sofá a aletargarse no cura, tal vez sirva para atenuar los síntomas, pero mañana todo eso volverá a estar ahí, frente al espejo preguntándonos ¿Y ahora que?
Esta mañana estuve a punto de desayunar una avispa. Se metió en mi boca mientras bebía en una fuente. La sentí moverse y la escupí. Los dos nos asustamos, pero pudimos continuar camino ilesos. Ella también se escondía de algo en el caño de la fuente y por eso estuvo a punto de perecer. Ese inicio mañanero incitaba a la reflexión, parecía que iba a ser un día de suerte; al final todo quedó en espejismo, en otro día que se fue ...

Juliki (atrapado)

sábado, 8 de agosto de 2009

Sueño azaroso



Mi barrio esta en fiesta, de hecho la calle en que vivo esta llena de tenderetes de comida, bebida, tiro al blanco y sobre todos ellos destaca uno: el bingo.
Aunque no tengo ningún recuerdo sobre ello, seguro que en alguna ocasión me dormí acunado por alguna nana que mi madre me cantara. Han pasado los años y en estas fechas festivas cada noche vuelvo a dormirme al arrullo de una cantinela. No tiene la dulzura de las canciones de cuna, ni el sonido de mi música predilecta, pero es lo que toca. Cada día, cuando me vence el cansancio, me horizontalizo en mi cama, entorno la ojos y me dispongo a dejarme invadir por la misma letanía, por el soniquete metódico del "cantaor" de números del bingo.
- el quince.
- siete.
- cuarenta y cinco.
- el trece.
-¡Bingo!
- Han cantado bingo, procedemos a su comprobación. Tres, siete, trece, veinte, treinta ... Bingo correcto ¿Algún bingo mas?
- ...
- En breve recomenzamos, compren sus cartones ...
Y vuelta a empezar. Su voz es clara, plana, monótona, sin atisbo de emoción. Cada noche la escucho en la antesala del mundo de los sueños y antes de sumergirme en ellos me asalta una pregunta. ¿Le gustara su trabajo?
Eso me da píe a revisar mis propias sensaciones a plantearme mis dudas ¿y tu que?
Poco a poco, de manera torpe voy hilando mis pensamientos y cuando empiezan a tomar forma, desaparezco.
A la mañana siguiente los números se han silenciado. Busco somnoliento ante el espejo las respuestas que anoche comenzaban a surgir. Tampoco están, se habrán quedado atrapadas en el mundo del ensueño; tal vez esperando por fin cuadrar, estar completas y que yo me decida al fin a gritar: ¡Bingo!
Hasta entonces señoras y señores, no olviden comprar sus cartones. El bingo esta a punto de comenzar.

Juliki (en fiestas)

viernes, 7 de agosto de 2009

Lógica ajena



Hoy tocó "marujeo", que por otro lado a un tipo hogareño como yo, es una actividad que suele gustarle y relajarle. Cociné algo, puse una lavadora, recogí la cocina, di un repaso a las plantas ...
También fui a comprar, y comprobé que el verano llega para todos: mi quesero había sido sustituido por un cartel de "Volvemos el 31 de Agosto". Curiosamente me alegré, aunque no pudiera comprar lo que quería; supongo que uno acaba cogiendo cariño a sus tenderos, a fin de cuentas forman parte de su vida.
Me gustan las rutinas, creo que me enraízan al entorno, al barrio; la compra es una de mis preferidas. Me gusta la parafernalia de hacer la lista previa y esa sensación de búsqueda en el super que despeja mis sentidos.
Lo de los supermercados es la leche, la compra es una inmejorable manera de mantener la mente en forma; me río del brain training ese. No hay día que algo no haya cambiado de sitio, bien porque esta de oferta o por la remodelación del espacio. Supongo que dirán que es para mejorar y facilitar el servicio al cliente, pero como estrategia de marketing no tiene precio. Es la forma perfecta de tenernos mas tiempo dando vueltas, viéndolo todo, para acabar comprando mas, aunque no este en la lista de nuestras necesidades.
Lo que no consigo entender del todo es la disposición de los artículos. Siempre busco una lógica que me permita razonar que sección va "pegada a" o "a continuación de", sin lograrlo; y además no hay dos supermercados iguales en materia de organización.
El orden caótico del super solo es superado por el de las tiendas de todo a cien. Allí visto lo visto la única lógica posible es el apilamiento aleatorio. Yo recorro todos los pasillos varias veces, normalmente sin fortuna, antes de preguntar. Entonces llega el apasionante instante de seleccionar a quien preguntas. No es una elección banal. Por lo general solo uno de los "chinos" controla a la perfección el idioma y con él la comunicación es efectiva; el resto son todos súper amables pero es como si les hablaras en chino tu, pero en el dialecto que no es el suyo. Cierto es que el caos aparente no debe ser tal porque al final ellos son capaces de indicarte donde esta lo que andabas buscando. Seguiré intentando entender su lógica ...
Tengo la nevera llena, la casa recogida, he acabado un libro ... se me agotan las excusas para empezar a meditar mi futuro. ¿Será tal vez que debería vivir el presente?

Juliki (en el día a día)

jueves, 6 de agosto de 2009

Reconocer lo desconocido


Ayer por fin comencé mis vacaciones. No es una contradicción. Llevo varios días sin ir a trabajar, pero no conseguía sentir que estaba realmente de vacaciones. Tenía momentos de relax, instantes de disfrute, pero algo incierto me mantenía aun unido al trabajo. Ayer después de un amplio paseo, llegué a mi portal y cuando me disponía a abrir descubrí lo que me encadenaba a mi habitual jornada laboral. Mientras giraba la llave sentí que un peso muerto colgaba del llavero: Eran las llaves del trabajo.
Ya no están allí. Al liberarme de ellas me alejé totalmente de mi curro y el tiempo tuvo otra dimensión; como si el ritmo a marcar a partir de ese momento dependiera únicamente de mi.
Sé que es una gilipollez, pero hay veces que una simple sensación nos atenaza y coarta nuestra libertad de movimientos. Una minúscula acción puede desmantelar aquello que nos bloqueaba y hacer que el problema se diluya hasta desaparecer.
Al desprenderme de ellas, mi lugar de trabajo desapareció de mi vida, al menos hasta principios de Septiembre ...
Desde ayer solo ocio, recreo, asueto ... ¿plenitud?
.
Juliki (estival)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Incredulidad manifiesta



En ocasiones cuando uno se pone a revisar su existencia corre el riesgo de caer en la tentación de irse por las ramas; me da la ligera impresión que hoy va a ser así, quien sabe si para revisar mis convicciones mas profundas o para escaquearse y/o aplazar eso de enfrentarme a mis problemas.
Hoy toca hablar de mi relación con dios. Actualmente se podría decir que no tenemos trato. Unos días, (los menos) me levanto agnóstico y otros (casi todos) ateo. Lo que no ofrece lugar a dudas es que tanto al levantarme, como al acostarme soy, a todas luces, anticlerical. Es claro y manifiesto que la iglesia hace siglos que perdió el norte y a estas alturas de la película raro será que vuelva a encontrarlo.
No siempre he sido así. De pequeño era un niño bueno, religioso y temeroso de dios, incluso estaba cuasi convencido para hacerme misionero. Al final me torcí.
Intenté comprender ciertas cuestiones religiosas y al racionalizarlas perdí la fe, osease espabilé.
Todo empezó con lo del padre, el hijo y el espíritu santo, que o yo era muy torpe y no acababa de entender o ni dios era capaz de explicármelo medianamente. Porque lo del 3 en 1 esta muy bien para desatascar cerraduras, pero como explicación del misterio de la santísima trinidad deja bastante que desear.
Luego la divina concepción y el misterio de si fue San José o el espíritu santo a través de la paloma... Puf, que queréis que os diga, hoy por hoy a mi se me ocurren explicaciones mas razonable tipo infidelidad o inseminación artificial pero son pecado, y al menos la última es poco probable para la época.
Pero lo que a mi me hizo perder del todo la fe fue el trauma posterior a mi comunión. Como os comenté antes, de niño llegué a plantearme que cuando fuera mayor me haría misionero e iría lejos a ayudar a los necesitados, aunque por aquel entonces no tuviera aun claro cuanto era lejos y quienes eran esos a los que iba a ayudar ni como hacerlo. Todo cambio un par de años después de hacer la comunión en la iglesia del barrio. Un día el edificio de la iglesia se convirtió en una tienda de muebles. ¡Y no es broma! Ahora cada vez que paso por la puerta me visualizo a mi mismo vestido de marinerito comulgando donde ahora hay una gran cama de matrimonio.
Yo pensé ya esta, todo esto es un rollo familiar, por el lío ese de quien es el padre de Jesús. El mamón de San José se ha mosqueado con dios, ha roto la sociedad y se ha quedado el chiringuito, para volver a su negocio de carpintería. Mala leche tenía el San José ¿que le iba a decir a la gente del cole cuando me preguntaran donde había hecho la comunión? ¡En muebles Parrabera!, ¡tócate los … pies!
Pero la confusión no quedo ahí , simultáneamente, dios y su hijo se trasladaban a un nuevo local, construyeron un nueva sede para su negocio y para ello … ¡se cargaban la montaña mágica de nuestros juegos de infancia! Si lo de la comunión escocia lo de la montaña quemaba. Perdí ipso facto la vocación de misionero, con la de pelas que se debían de haber gastado en la nueva iglesia, que por cierto era muchísimo mas grande, con mas santos, mas ornamentos de oro y plata … ¿querían que yo me fuera a predicar la pobreza.? Se me rompieron los esquemas y me empezó a caer mejor San José. No entendía aun como pero me parecía que a los dos nos habían estado tomado el pelo …
Respeto enormemente a la gente que cree, pero para bien o para mal yo no lo hago; el juicio final hace tiempo que dejo de ser uno de mis problemas. A ver si acabo de una vez por centrarme en ellos ...

Juliki (incrédulo)

martes, 4 de agosto de 2009

Paseo letárgico



Es curioso la transformación del entorno cuando uno se mueve por él en una franja horaria que no es la usual. Hoy realicé un paseo matinal por mi barrio, que creía conocer, y pude constatar que hay una realidad cotidiana que se me escapaba. El sonido, la luz, las calles semivacías, todo muy distinto pero en apariencia igual. No cambiaba el espacio, eran las sensaciones que transmitía; evocaba otra realidad que no se parecía a la del día a día con sus prisas, ajetreos ... Definitivamente el lugar era el mismo, y por un instante sentí que el que era diferente era yo. Paso fugaz, como un sentimiento que es pero no llega del todo a definirse. Tal vez sea un camino a explorar con mas intensidad, para buscar ese norte que no llega a atisbarse aún.

Juliki (caminante).

lunes, 3 de agosto de 2009

Pensar sin ruido



Hoy toca descanso, nada de pensar, de preguntarse por el futuro, ni rememorar el pasado. Hoy voy a vivir el presente. Aunque curiosamente, este consista en tumbarse a pensar sobre el futuro hasta caer rendido para soñar con el pasado. ¿Es el presente, que deja de serlo casi al instante, un laberinto en el que quedamos atrapados?
Como dijo alguien una vez: " Nací sin preguntas, y he envejecido sólo para hacerme unas cuantas"


Juliki (en stand by)

domingo, 2 de agosto de 2009

Tardes que envejecen



Ayer fue un día con lluvia, sol, piscina y buena compañía. Hubo degustación de quesos, cervezas, risas, recuerdos ... Me gustan ese tipo de tardes en las que la vida fluye y los problemas se disipan entre abrazos y conversaciones amenas.
Hoy es domingo, habitualmente sus tardes suelen provocarme una congoja que me sobrecoge y me atenaza; es el preámbulo de la nueva semana que aleja el regusto a libertad vivido durante el fin de semana. Hoy fue diferente; mañana es lunes disfrazado de sábado y así debería ser cada día las próximas semanas. Las vacaciones han comenzado.
Sería fantástico poder disfrutar de esas tardes de sábado, a diario; no por las vacaciones en si, si no por saborear y compartir esos momentos que aportan la salsa a la vida.

Juliki (degustándolo aún)

sábado, 1 de agosto de 2009

No como los demás



Tengo la costumbre de atender a las personas que reclaman mi atención y eso a veces me resulta embarazoso. No se si es una consecuencia de mi educación o de mi curiosidad, pero si en la calle alguien se dirige a mi, me paro y escucho lo que me quiere decir sean indigentes, yonkis, personas aparentemente normales o freaks. Lo cierto es que suelo hacer alguna excepción sobre todo con los que intentan venderte suscripciones o que te asocies para salvar ballenas o similares; pero si no tengo demasiada prisa, incluso a ellos suelo atenderlos de vez en cuando.
Esta semana cuando iba a currar, a las siete de la mañana, me volvió a ocurrir. Un joven, espigado, delgado y con unos inmensos e infinitos ojos azules me paró para preguntarme amablemente:
- ¿Le parece normal?
Superada la primera sorpresa intenté comprender si la pregunta se refería a el mismo, a la vida en general o a que él volviera de una noche de fiesta y yo tuviera que ir a trabajar. Entonces con un movimiento ágil y sin dejar de hablarme se saco su chancleta y me la mostró con todo lujo de detalles. Hacía especial hincapié en su desgaste de la suela y sobre todo en el deterioro de la pieza que da consistencia a la chancla y donde se encaja el dedo gordo al ponérsela. Me matizo la pregunta por si me quedaban alguna duda:
- ¿Le parece normal ir así por la vida?
Reflexioné y respondí
- Pues no ...
- Gracias caballero, eso es todo lo que quería saber hoy.
No pude agregar nada mas, se calzó y se marchó. Yo continué hasta mi trabajo, pensando que la vida es sencilla, que debía hacerme menos preguntas o tal vez mas simples y que sería bueno aprender de los pequeños detalles ...
La jornada se desarrollo sin novedad alguna; tal vez yo también había satisfecho todas mis inquietudes del día.

Juliki (testador mañanero de chanclas)