miércoles, 30 de septiembre de 2009

Simetrías variables



Hoy tocó día anodino, insulso, carente de interés. Bueno en realidad el día no es mas que como uno lo vive y yo hoy lo sentí así.
Me bato en retirada entre bostezos, sin nada digno de mención. Pero antes de los ojos se entornen, los pensamientos se trunquen y los recuerdos queden entrecortados, rescato una imagen, que añade color y simetría a la jornada.
Aparco las ideas, relajo los sentidos y me aproximo a la inmovilidad, para quedar a merced de mis monstruos nocturnos. Queda latente la esperanza de que al despertar, el nuevo día traiga la armonía que hoy no llegó a despuntar.


Juliki (impregnado de desidia)

martes, 29 de septiembre de 2009

Infructuoso empeño



Tengo ya unos añitos, y aun hoy en día, sigo sorprendido por una incapacidad innata que me acompaña desde mi mas tierna infancia y que se une a las otras muchas carencias que conforman mi peculiar persona: No se ligar.
Torpe soy, eso es obvio y aunque mire mucho, esta claro que mis experiencias con el sexo complementario, denotan a todas luces una enorme incapacidad de captar y transmitir mensajes. Es mas, si en algún momento fui capaz de captar alguno, tener por seguro que la interpretación que de él hice, no se ajustó ni por asomo a la realidad.
Todas y cada una de las veces que he mostrado interés por una mujer y he iniciado las tareas de aproximación con intención de establecer una relación de pareja, el resultado ha sido siempre idéntico: una bonita amistad. A priori todo indicaba que la cosa iba de maravilla, parecía claro que estábamos a gusto juntos, incluso el resto de mis amigos me insistían una y otra vez que era obvio, que estaba hecho ... Llegada la hora de la verdad me armaba de valor y me decidía a explicar abiertamente mis sentimientos. Las susodichas se mostraban sorprendidas, alagadas, incluso alguna contrariada, para al final responderme que era un tipo estupendo; que ellas sentían por mi un enorme cariño, un afecto sincero, porque no había mejor amigo que yo. Pero que iba a ser que no.
Después de los múltiples fracasos solía situarme frente al espejo con la intención de escrutar mi rostro. Buscaba alguna marca que me permitiera reconocer ese estigma que me convertía en el amigo de la humanidad, y me impedía conseguir pareja. Pasado un rato de observación mis ojos alicaídos solo conseguían descubrir esa expresión triste que acompaña a la decepción.
Un día un amigo que en esa materia carecía de problemas me contó su secreto. " Lo que a ti te pasa es que buscas y eso con ellas no sirve, lo que tienes que hacer es esperar y encontrarás"
Ni que decir tiene que estuve a punto de patearle reiteradamente los huevos al jodido profeta, ante, lo que en ese momento, me pareció mas una mofa que un consejo. Por aquel entonces yo no hacia mas que esperar y desesperar en días alternos.
Casi 30 años después he de reconocer que el tipo, al menos conmigo, no andaba descaminado. He tenido y tengo pareja, pero en honor a la verdad, en ninguno de los casos que fructificaron, puede decirse que lo buscara yo, mas bien me lo encontré o me encontraron ...
Hay cosas que se nos escapan en la vida. No se montar en bici, no creo que llegue jamás a tener carnet de conducir, y a estas alturas, creo que me iré a la tumba sin haber ligado nunca ...

Juliki (antítesis de ligón)

lunes, 28 de septiembre de 2009

Roce de miradas



Me gusta mirar a los ojos e intentar saber que tipo de persona tengo enfrente. La mayoría de las veces la información recibida no permite mas que hacer vagas conjeturas, seguramente falsas; pero aun así, muchas veces las miradas dicen mas que las palabras. Las miradas son las frases que dan voz a los silencios.
Hay miradas que dan vida y otras son autenticas amenazas de muerte. Las hay curiosas, lascivas, indiferentes, vacías ... hay mas miradas que personas, porque cada uno incluye en su repertorio infinidad de ellas.
Me gustan las miradas curiosas, las inquietas, las que acarician; También las indecisas, las traviesas, las vergonzosas. Me encanta cazar las miradas esquivas, huidizas, perdidas …
Mirar, es aproximarse, querer conocer, preludio de aprendizaje.
Por eso hay días que salgo de mi, alzo la vista y observo. Intentando ver; no siempre consiguiéndolo ...

Juliki (oteando)

domingo, 27 de septiembre de 2009

Parsimonia necesaria



El entorno es cambiante, en ocasiones me admira la rapidez con que aparecen y desaparecen tiendas, negocios ... Esta claro que vivimos en una época convulsa y que lo que para una generación fue un pilar en su vida para la siguiente constituye una antigualla inservible.
Hace tiempo un amigo me comentaba que subió al trastero con su primito y este quedo extasiado ante un objeto que permanecía arrinconado en el desván: Una maquina de escribir. Paso la tarde fascinado tecleando y observando como los tipos se proyectaban al apretar cada tecla hasta dejar su impronta en el papel.
Yo también soy un antiguo y no puedo evitar cierta perplejidad ante la velocidad con que cierta cosas quedan obsoletas y acaban relegadas al desuso. Valga como ejemplo de esos cambios relámpago, la casi extinción de las cámaras fotográficas tradicionales o la proliferación y uso masivo ( a veces abuso) de los teléfonos móviles.
Por eso cuando uno descubre que un emprendedor rescata un local para implantar un negocio que parece destinado a la incomprensión en estos tiempos modernos, no puede evitar que le invada cierta esperanza y una enorme alegría. La tranquilidad de un café y el sosiego de la lectura aunados en un espacio, parece el despropósito de un loco en estos tiempos de celeridad extrema. Habrá que frecuentarlo pues, para que perdure...

Juliki (gratamente sorprendido)

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ilusiones perentorias


Cansancio de viernes, no es una fatiga cualquiera, va gestándose pausadamente desde las horas finales del domingo; para ir día a día creciendo hasta su máximo apogeo: Viernes. Marca el principio y el fin, el paso de lo cotidiano a lo excepcional, de la rutina al libre albedrío. Pero, ¿ es eso real? A veces me pregunto hasta que punto esa ruptura existe o es una estratagema que nos envuelve para entontecernos, para llevarnos de vuelta al punto de partida: Un lunes mas.
A diario nos venden esa dicotomía entre trabajo y ocio, deber y derecho, obligación y disfrute. No se puede optar a lo segundo sin pasar previamente por lo primero. Suena a trampa y caemos una y otra vez, con la esperanza algún día de salir del agujero y que una herencia, la primitiva o un golpe de suerte nos libere de esa "condena cotidiana" que supone trabajar para vivir y que en realidad nos lleva a vivir para trabajar. Desconectamos el fin de semana para reanudar la faena con nuevos bríos y con la ilusión de que tras soportar cinco días de brega volverá la fantasía del finde. Vivamos pues la ilusión. Mejor el espejismo que la monotonía.

Juliki (iluso)

jueves, 24 de septiembre de 2009

Alquimia del naufrago



Buscar la dosis justas, el ingrediente adecuado, la proporción precisa, mezclar con mimo ...
Tener el tesón para repetir la experiencia las veces que sea necesario. Acuñar la paciencia suficiente que requiere esperar el optimo resultado. Y si después de tanto empeño no se puede disfrutar del éxito intensa e incansablemente, solo queda resistir la zozobra, esperar el rescate y recomenzar de nuevo. Mientras, alrededor, la vida sigue su curso impasible ...


Juliki (ex-químico)

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Culpable por delegación



Hoy estoy en busca y captura. Seguro que alguno, que me tiene por buena persona, se extraña, pero es que uno no siempre es lo que parece. Pues nada, que fui yo, ya va siendo hora de aclararlo asinque sin mas preámbulos, ahí va: Yo maté a Manolete; y hoy me veo obligado a confesarlo. Si ya se que lleva mucho muerto, que nunca pisé la arena del coso donde se apagó su vida, ni tan siquiera estuve en el tendido de sol expectante y para colmo no había nacido pero ... Admito que fui yo.
Argumentarlo con coherencia y raciocinio sería a todas luces tarea de locos; pero la reencarnación es un recurso que me viene al pelo. Pues va a ser que en mi vida anterior fui toro, un Miura de nombre Islero, negro bragado, de 495 kilos, para mas señas. En mi defensa he de decir que no hubo ni alevosía ni ensañamiento, fue en defensa propia. Iba a alegarlo en su momento, pero los toros no hablan y además después de putearme me habían clavado una espada y pensé que mejor guardar silencio y morir sin mas. ¡Total!, ya había logrado mi momento de "gloria". Pero eso es pasado ...
Hoy tuve lo que yo llamo un "momento Manolete", aunque en realidad debería llamarse "instante Islero", pero entre humanos ya se sabe los toros son carne de cañón.
Como no, una vez mas la irrealidad de desarrolla en ese paraíso en el que dilapido un tercio de mi efímera existencia: El laboro.
El día se presentaba complicado, pero como un jabato olvido mis achaques de pilatero enclenque y curro como un cabrón, obviando los golpes bajos y zancadillas de amo del calabozo.
En estas descubro que falta una obra y tonto de mi, preocupado, lo comento:
-Solo hay 24, no lo entiendo ...
-Ah, la saqué yo ayer, me contesta.
-Pues se han quedado sin tirar los colores de hoy...
-Joder deberías haberlo comprobado, vas muy deprisa y te despistas. Pues es una putada ... Bla blabla.
-Vuelvo a ser Islero, pienso en cornearlo, pero levanto la patita, firmo la confesión de que maté a Manolete y sigo currando.
Da igual, soy culpable. De ir demasiado despacio y demasiado deprisa según conviene argumentar. De no revisar los errores de otros porque eso forma parte de mis obligaciones al igual que no cometer errores propios, aunque no tenga quien me los revise a mi. De no ser capaz de adivinar los movimientos de hojas que otros realizan en mi ausencia. De no ser Dios y hacer el trabajo de tres en lugar del de dos aunque sea solo uno ...
15:28 h cierro el chiringuito, masticando mi frustración. Propina de 28 minutos y culpabilidad manifiesta, mi cabeza bulle. El segundo tercio del día arranca con un estoque en todo lo alto. Espero, al menos, no perder las dos orejas y el rabo.

Juliki ( devuelto por manso)

martes, 22 de septiembre de 2009

Fatigas recurrentes



Es tarde, el día llega a su fin y me dispongo a realizar el último sprint de la jornada. Me derrumbo ante el ordenador, con intención de escribir algo. Busco la infusión recién hecha que reposa a mi lado pero antes ya de tocar la taza mi piel retrocede, una oleada silenciosa se desprende abrasadora; hay que esperar un poco mas. Repaso mentalmente el día buscando alguna novedad digna de mención y mi cuerpo dolorido hace las veces de testigo indiscreto. Hoy, doble sesión de pilates, clase de prueba de pilates con máquinas y sesión posterior de suelo. Curiosa experiencia, pero seguiré con mis clases sin máquinas de lunes y miércoles ...
El profe que además es osteopata me hace un rápido y contundente análisis postural ... Escoliosis reversible motivada por el desempeño de mis funciones laborales. Apretar el pedal mas de 500 veces diarias pasa factura. ¿Nuevo aliciente para cambiar de aires? Si no estuviera tan cansado me reiría de la ocurrencia, pero ya nos conocemos, mañana nuevo suma y sigue.
Lo bueno de estar agotado es que para el cerebro deja de ser importante pensar y el cuerpo se centra en las labores básicas de mantenimiento y subsistencia. Se enciende la luz roja, el piloto de descanso inminente parpadea y uno después de la infusión debería dejarse caer en la cama y pulsar el botón de off. Al menos aun conservo la ilusión de ser humano, sigo buscando dicho interruptor sin éxito.

Juliki (matao)

lunes, 21 de septiembre de 2009

Presente en la ausencia



Camino dentro de mi, mis pasos retumban y fuera la algarabía de la vida suena como un eco lejano, del que parecería que pudiera ausentarme. Mi paso se ralentiza y los sonidos llegan a cámara lenta, porque ya no estoy allí para percibirlos. Busco, aunque hace tiempo que me enseñaron que así uno no puede llegar muy lejos. Los buscadores pierden el tiempo, nunca llegan al final de su búsqueda; siempre les sale al paso algo nuevo que escudriñar. Sería mejor haber sido "hallador", pero encontrar es tarea para almas decididas. Siempre fui, y aun soy, demasiado vacilante para ello. Vuelvo a buscar dentro, quizás nuevamente en el lugar erróneo, pero mas allá de mi, la realidad se vuelve desalentadora y confusa; mas confusa.
Tal vez solo somos fragmentos de realidad, como visiones a través de un caleidoscopio, y a pesar de ello nos empeñamos en ser un todo coherente, una imagen conjunta. Hay momentos que los dilemas nos hacen avanzar con su resolución, pero en otras ocasiones son la bola del preso que nos mantiene amarrados a nuestros sueños de grandeza, que paradójicamente nos hacen minúsculos. Me siento empequeñecer y por eso ceso en mi empeño, dejo que el encefalograma plano sea mi tarjeta de presentación, al menos por lo que queda de hoy.
Miro, simplemente miro. Me gusta mirar las nubes, su blancura me ayuda a olvidar que ocultan la luz del sol y hacen mas llevaderos los días grises ...

Juliki (lineal)

domingo, 20 de septiembre de 2009

Desapretar los dientes



Mioma. Parece un vocablo amable, suave, incluso sedoso. Suena a familiar, pero nadie desea tenerlo cerca, porque sus sinónimos le arrebatan la careta, desenmascaran la pesadilla y nos acercan al terror: Tumor, cáncer... Estos días atrás, esta palabra acompaño mis pensamientos, atenazándolos, impidiéndome centrarme, no podía razonar con claridad, ni escribir ...
Me enteré que un amigo, alguien con quien compartí infinidad de momentos intensos en el pasado, tenía uno. Es cierto que nuestros caminos se han separado, que su vida y la mía distan mucho de compartir situaciones cotidianas; pero el afecto, el cariño no se han diluido por ello. Es de esa gente a la que aunque el trato se dilate en el tiempo y sea menor de lo que nos gustaría, uno va a seguir queriendo siempre, de por vida.
Ahora parece que todo esta bajo control, que la quimio acabará en breve con cualquier posibilidad de rebrote, que su vida se normalizará y seguirá felizmente su curso.
Reconozco que me asuste, no estoy con fuerzas para combatir desgracias, y los imprevistos me dejan al borde del colapso. El resorte del recuerdo se disparó y reviví momentos del pasado. Me ví en la facultad, sentado solitario en la primera fila, leyendo entre los cambios de clase para esconder mi timidez, para disimular esa escasa capacidad de relacionarme. Un día se acercó él, a indicarme que aquel libro de Jack London que leía no era de los mejores. Hablamos y fue capaz de romper la burbuja que mi miedo estaba tejiendo para mantenerme aislado de los demás. Al día siguiente éramos pareja ... de mus. Después vinieron múltiples vivencias; alegrías y tristezas, cervezas y resacas, charlas y silencios ... Yo me entretuve intentando saber quien era y el acabó la carrera. La vida laboral y familiar dejó obstáculos a nuestro paso, pero seguimos frecuentándonos, mas espaciadamente, pero haciéndolo. En esas estábamos cuando me golpeó la noticia ...
El sábado le ví y pude comprobar que nada de lo sucedido le había cambiado, que seguía derrochando ánimos, vitalidad, buen humor, don de gentes ... Ni el cercenado mioma, ni el posible miedo a sus consecuencias, ni las secuelas de la medicación han podido menguar ni un ápice su persona. Sigue siendo un tipo grande, seguro y capaz de disfrutar lo que tiene, con esa intensidad que solo pueden mostrar los que aman la vida.
Volví enormemente feliz, aunque algo empequeñecido. Pesaroso de no haber estado cerca ni a la altura, por no ser el buen amigo que él se merece. Enrabietado conmigo mismo por no ser capaz de buscar tiempo para dedicarlo a los que quiero, por dejarme arrastrar por la inercia del día a día; por dejar que las excusas absurdas me alejen de mi gente, por mirarme demasiado el ombligo y creer que todo gira en torno a mi. Muchas veces nuestros supuestos problemas personales nos hacen perder la perspectiva, nos olvidamos de los demás. El egoísmo inconsciente nos puede ... una vez mas.

Juliki ( enfadado con mis descuidos)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Renacer mañanero



Vuelvo renqueante, pero con la ilusión del que pudo no volver. Hoy estuvo cerca el fin, pero en un último escorzo pude esquivarlo. Una vez mal el maldito semáforo, justo antes de llegar al curro ( ¿será una señal para que deje de ir?)
Muñequito verde, me toca pasar; a lo lejos el enemigo se acerca, ya no puede pasar, no debe ... pero pasa. Salto atrás y despotrico, una vez mas, impotente.
Que triste hubiera sido morir bajo las ruedas del camión de coca-cola. Si amiguitos, los del famoso anuncio de la chispa de la vida ( ¿o era de pepsi?) que casi me la quitan. Nada mas penoso que verse atropellado y sepultado bajo cientos de coca-colas asesinas. Toda una vida para acabar maltrecho y rociado de ese pringoso líquido; quien sabe, igual cauteriza las heridas.
Me puse a pensar en que hubiera pasado si no reculo. ¿A quien habrían avisado? ¿Que habrían hecho con mi cuerpo?¿Que habría pasado con mi casa, mis cosas ...? ¿Cuanto tardaría en ser un recuerdo esporádico, sepultado en el olvido?
El día gris no acompaña a tener pensamientos luminosos, así que me limito a tenerlos de otro tipo. Pienso que debería de agilizar lo de donar los órganos. El resto me gustaría que lo dejaran en un comedero de buitres, pero seguro que es ilegal; bueno que lo quemen. ¿Y las cenizas? ¡Que carajo me importa lo que hagan con ellas!
Me pongo a currar, intento olvidar el puñetero camión y el sinsabor de sus coca-colas. Eso si, me queda el consuelo de pensar que seguramente serian coca-colas producidas en mi región, por eso de cuidar el medio ambiente después de joderlo ...

Juliki (carne de cañón)

martes, 15 de septiembre de 2009

Ánimo averiado



Llevo dos días desaparecido, dejándome vencer por la pasividad ante la escritura. Es cierto que han sido días movidos, con vida social, amigos que regresan por unos días y la atención dedicada a ellos y a varias cosas pendientes... ¡Ah! las dichosas cosas pendientes, que una vez resueltas vuelven a ser sustituidas por otras, que nuevamente quedan pendientes ...
Ando preocupado, prudente, precavido; con la sensación de que algo acecha, de que en breve acontecerá algo que tal vez transforme mi vida. Quizás sea solo un deseo, una necesidad que palpita, pero me ralentiza, me convierte en observador de mi propia inercia y fomenta mi apatía.
Hoy escribo para obligarme a hacerlo, sin nada que contar, o con muchas cosas pero ninguna gana de narrarlas. ¿Por que a quien le importan mis andanzas en el Tagore, o las carreras de chapas en la parada de Chantada o mis efímeras experiencias con el anís … ?
Hoy a mi no. Tal vez mañana ...


Juliki (en reparación)

sábado, 12 de septiembre de 2009

Sonrisas que envuelven



Hoy vino alguien de lejos. Una de esas personas hacia la que el tiempo y la distancia no reducen los afecto; cuyos abrazos se sienten ahora que esta aquí y cuando se allá en la lejanía.
Cuando pienso en ella siempre oigo su risa que arranca estruendosa, para luego mostrarse sincera y contagiosa. La he visto caer y reinventarse; refundar su vida y multiplicarse. No vino sola, le trajo a él. No habla mucho, aún las palabras no le resultan útiles. Le basta su sonrisa, un pataleo enfervorecido, algún gritito y esa mirada limpia que solo concede la infancia. Pasé el día pilotando su bólido, intentado conversar con su lenguaje, contagiarle nuevas sonrisas, recoger sus diminutos abrazos ... jugar a conocernos.
Hoy hice un nuevo amigo, su sonrisa acunará mi recuerdo cuando solo me quede su ausencia.

Juliki (contento)

viernes, 11 de septiembre de 2009

Pasividad complice



Plaza de Lavapíes 7:04 A.M. me encamino como cada día al trabajo. Sentados en los bancos de la plaza un grupo de jóvenes de ambos sexos, parecen estar cerrando una noche de fiesta. Otro individuo se dirige a ellos y les increpa airadamente en ingles. No consigo entender lo que les dice. Se vuelve y comienza a alejarse. Mientras avanzo escucho la respuesta de uno de ellos.
- Como vuelvas por aquí te reviento la cabeza.
El extranjero continua alejándose
- Será hijo de puta. Insiste el del banco.
El extranjero al oírlo se para en seco. Se gira y en su rostro se dibuja una sonrisa suicida. Avanza decidido hasta encararse con el grupo. No dice nada, no hay tiempo, de repente dos puñetazos golpean su cuerpo. Parece dispuesto a responder la agresión cuando otros dos individuos del grupo se abalanzan sobre él. Cae al suelo. Comienza una brutal descarga de patadas, puñetazos, pisotones ... Me paro, no se que hacer y en consecuencia no hago nada. Han pasado apenas unos segundos, alguien les increpa desde una ventana. Pienso en llamar a la policía, pero antes de poder hacerlo la paliza cesa, el grupo se reúne y se ponen a andar, se marchan. Varios transeúntes se dirigen a socorrer al tipo del suelo.
Mis piernas comienzan a caminar, me dirijo abatido y confuso al trabajo, en parte por lo que acabo de ver hacer a otros, pero también por lo que no he hecho; aun ahora sigo sin saber que debía hacer.
No se cual era el motivo de la disputa, no se si alguien tendría razón. Lo dudo. No puedo entender que alguien pueda pensar, decir y casi ejecutar, la frase que todo el día ha rondado mi mente confusa: "Te voy a reventar la cabeza". Ni este se parece al mundo que me gustaría vivir, ni yo me comporté esta mañana como me habría gustado …
Hoy después del desayuno, ración extra de sinrazón. La raza humana cada día se "alimenta" peor. No se si variar la dieta, cambiar de raza o desaparecer.


Juliki (enfadado por su pasividad)

jueves, 10 de septiembre de 2009

Olvidos clandestinos



Ayer volvía a casa después de cenar en buena compañía; iba meditabundo, recopilando sensaciones de la jornada, analizando como fue el día, y decidiendo si al llegar tocaría infusión, lectura o ambas cosas, cuando resbalé. No fue mas que un deslizamiento, sin riesgo de mi integridad física, nada imputable al Ayuntamiento, pues el pavimento estaba en perfecto estado. Simplemente al pisar algo, eso me hizo derrapar. Inmediatamente noté como un tsunami desbordaba la suela de la sandalia, rebosaba y se extendía incontenible sobre y entre mis dedos. Era suave, húmedo, viscoso ... Me vino a la cabeza la imagen de un merengue rebosante de nata. No es que sea goloso, pero pensé que esa posibilidad, comparada con el resto de las que manejaba mi frenética cabeza, sería sin lugar a dudas, la mas satisfactoria. Y allí estaba yo, con toda aquella sustancia extendiéndose por mi pie, a la pata coja, intentándome situar bajo una farola, para que su amarillenta luz me revelara la presencia del consabido merengue. Miré, ví y ...
Odio los perros. Bueno en realidad a ellos no; pobrecillos, bastante tienen con soportar a sus dueños las mas de las veces. Odio visceralmente a sus amos. A la gran mayoría, porque también los habrá bellísimas personas, que aman a sus mascotas y además se comportan civilizadamente, como seres humanos razonables. Pero desgraciadamente son minoría.
Odio a los dueños de animales que tienen por costumbre "olvidar" sistemáticamente las deyecciones que sus mascotas. Si, seguramente no es lo mas placentero del mundo recoger la cagada de su perro, pero, nadie le obliga a tenerlo, y si lo tienes, que sea para lo malo y lo bueno. Me irrita y exacerba ese comportamiento incívico de "compartir" con los demás lo negativo y reservarse para uso exclusivo lo agradable. Un día de esto el niño punky que habita en mi, harto de compartir cacas ajenas, sacará la cresta, recogerá el "regalito olvidado" seguirá al infractor y depositará el excremento en la puerta de su casa o en su buzón, para en un acto de solidaridad y justicia, devolverlo a su legítimo propietario.
Al final ni infusión, ni lectura: Limpieza y desinfección de extremidades inferiores y accesorios propios para facilitar el acto de caminar... Una vez mas, una mierda como final de jornada.


Juliki ( patinador involuntario)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Extraño interior


No saber te deja aturdido. Un día te levantas e intentas entender cual es tu estado, y de repente, descubres que eres incapaz de definirlo. Tu estado es anómalo, cambiante, estas inquieto, pero es inútil cualquier esfuerzo por delimitarlo o abarcarlo con palabras. Tampoco sabes como reaccionarás ante los estímulos externos y es mas que probable que acabes arañando la sensibilidad de algún inocente. En esos casos, uno no debería pasear solo y sin correa. Debería ser obligatoria circular con algún tipo de letrero que alertara a los incautos del riesgo que conlleva tu presencia. Lo mas difícil en esas circunstancias es saber que hacer con uno mismo, donde refugiarse del extraño que nos acompaña ...
.
Juliki (intruso de si mismo)

martes, 8 de septiembre de 2009

Divagación compartida



Día aciago en el trabajo, de esos en los que cuanto mas te esmeras mas te desesperas. Para colmo de males me trajeron un ayudante de esos que te desayudan, y en mitad de la jornada se ausenta para ir a cortarse el pelo. Ventajas de ser hijo del jefe.
En ese intervalo alguien a quien quiero y aprecio, pero a la vez en ocasiones detesto e incluso podría llegar a degollar si mi naturaleza me lo permitiera, vino a ayudarme.
No esta en su mejor momento, ayer malhumorado y hoy filosófico, ¿será una mejora o tan solo evolución? Bueno pues en mitad del trabajo va y me pregunta:
- Y tú ¿donde crees que esta el ser?
He oído la pregunta pero mi asombro me limita la respuesta a un escueto vocablo
-¿cualo?
-Si hombre, que si tú eres tu tal cual, de que podrías prescindir, sin dejar de ser tú.
Mientras pienso a que renunciar el continua su argumentación.
-Vamos que si te cortan una pierna ¿Sigues siendo tú?
-Mas limitado, pero creo que si.
.Y si son las dos ...
-También.
-Y si además te suprimen los dos brazos.
-Miro alrededor buscando la motosierra, pero no está. Aliviado respondo.
-Pierdes movilidad y supongo que te traumatizas, pero eres tú. Un tú evolucionado por la nueva y desagradable experiencia, pero tú a fin de cuentas.
-¿Pero que parte tendrías que perder para dejar de ser tú?
Respondo tras comprobar que no hay ningún hacha en las inmediaciones.
-La cabeza.
-Entonces, si solo somos por que pensamos ¿Que es el cuerpo?
-La carrocería.
-¿Solo?.
-Un buen complemento que te permite desplazarte entre otras muchas cosas ...
-Pues a mi me gustan las carrocerías.
-Claro, porque van con todo lo demás de serie.
-No, solo por la carrocería.
-¿Como si fueras coleccionista de coches?
Silencio malicioso.
-Algo así. ¿Sabes? Me gusta lo del despiece, me ayuda a analizar las situaciones.
-Sonrío reflexivo mientras le digo.
-Gracias, me has hecho pensar y eso me ha permitido olvidar mi mal día.
Me giro y me aproximo a él. Nuestras carrocerías entrechocan en un abrazo sentido. La duda me asalta, me veo sin piernas ni brazos intentando fundirme con un semejante como lo estoy en ese instante. Tal vez el chasis sea mas valioso de lo que me suponía ...

Juliki (buscando el ser)

lunes, 7 de septiembre de 2009

Intimidad recobrada



Hoy me vinieron varios nombres a la cabeza, surgieron de esa memoria ambigua, capaz por un lado de olvidar multitud de acontecimiento y por otro, de apresar a perpetuidad un nombre, un aroma, la sensación de una caricia o una tristeza insondable.
Eran compañeros de infancia, de juegos, de clase. Unos amigos, otros no hubo tiempo de llegar a tenerlos por tales. Aun así, forman parte de una etapa de mi vida, parte de mi, de lo que soy ahora. Nuestra interacción espacio-temporal dejó huella en mi persona. Ellos y otros que vinieron después me ayudaron a crecer, con experiencias compartidas, a madurar en los errores y a festejar aciertos.
Me pregunto que habrá sido de ellos: ¿Cuantos seguirán indemnes en la carrera por ser adultos?. ¿Cuales envejecieron precozmente en el trayecto? ¿Quienes habrán tirado la toalla?. ¿Cuantas bajas se habrá cobrado la guadañadora siempre atenta?
En realidad es un pensamiento infructuoso. Yo querría redescubrir al niño que fueron mas que al adulto que les ha poseído con el paso del tiempo. De ese niño tal vez no quede nada o simplemente conserven una mirada, el atisbo de una sonrisa o un recuerdo que su adulto de hoy no consiguió desterrar al olvido.
Lo sé, podría buscarlos en facebook o acudir una reunión de ex-alumnos, pero sería absurdo intentar el reencuentro. No es posible. Tan solo se juntarían un montón de extraños intentando impresionarse mutuamente y hablando de sus "logros" en la vida. No busco eso. Yo querría conocer los miedos de entonces de Esperanza López del Hoyo, o las inquietudes de José Ignacio Legüina Arazamendi, o los anhelos de ...
Tomo reflexivo una canica solitaria del cenicero; inmediatamente percibo el fino polvo que impregnaba mis manos, el olor a tierra recién escarbada para hacer el gua. Siento la rugosidad del bordillo presionando el trasero y el peso frío del bolsillo del vaquero repleto de canicas. Y allí está, tímido, silencioso, ensimismado en sus pensamientos, lleno de miedo a crecer. Levanta la cabeza y nuestras miradas se encuentran. Nos reconocemos en el devenir del tiempo.
Abro los ojos y desaparece. Sonrío, se que no se ha ido, sigue agazapado en mi. Es cuestión de tiempo que hablemos y me cuente, ya sin miedos, su versión infantil ...

Juliki (reencontrando a su "ninio")

domingo, 6 de septiembre de 2009

Cautivo de una fantasía



Estoy sentado en el sofá, dilapidando las últimas horas del fin de semana. Cada tarde de domingo se parece a la anterior, me invade una sensación de pérdida, de insatisfacción. No tiene que ver con el hecho de que mañana sea lunes y tenga que volver al trabajo. Bueno, puede que algo si, pero en el fondo, mas que preocuparme lo que esta por venir, lo que realmente me ocasiona desaliento es todo aquello que se quedo sin hacer estos dos días.
El viernes tarde se presenta lleno de expectativas, de proyectos, que se ven frenados por el cansancio acumulado y por el tiempo que por delante queda aun. El sábado y el domingo desaparecen raudos entre algún remonoleo, la compra para la semana, compromisos que surgen y un irrisorio intento de descansar.
Antes, cuando era joven, mas de un fin de semana se diluyeron en noches de charla alcohólica y mañanas de resaca. Entonces el cansancio no tenia razón de ser y uno encadenaba las semanas una tras otras; con los fines de semana como puente cuasi imaginario.
Ahora a veces, me da la sensación que el fin de semana es y era una entelequia, una especie de sueño que al despertar nos reintegra a nuestra realidad, a nuestra vida. ¿O será otro tipo de sueño?


Juliki (entre ensoñaciones)

viernes, 4 de septiembre de 2009

Elucubración desmesurada



Me gusta contemplar los tendederos. Si, soy consciente que no es muy normal, pero a estas alturas ¿quien puede presumir de serlo? Sé que en algún cerebro mal pensado, me habrá imaginando observando babeante la lencería colgada al sol de alguna vecina, pero no van por ahí los tiros.
Me agrada su colorido, la diversidad de formas y tamaños; y sobre todo, la posibilidad de jugar a imaginarme a sus propietarios: ¿Cuantos viven en la casa? ¿Son familia con hijos, una pareja, amigos, simplemente compañeros de piso ...? ¿Son joviales, clásicos, descuidados, emprendedores ...?Pienso en mi ropa tendida, dejándose mecer por el viento. La veo llena de colorido y multitud de rayas. De ella podría deducirse que vivo solo, que mi ropa de trabajo esta llena de salpicaduras arco iris, que en verano uso mucha camiseta de tirantes, que me cambio de calzoncillos con frecuencia o espero a tener muchos sucios para lavarlos, que soy alegre, desenfadado y bastante informal vistiendo ...
Impresiones fugaces que la mayoría de las veces no concordaran con la realidad, pero que me hacen ejercitar la mente y dan un espacio a la imaginación.
El otro día el vecino colgó su colada, parte de ella se ve en la foto. El tipo es rarito, unos días es amable, cordial, casi encantador; otros en cambio se muestra hosco, distante y seco. Intenté buscar una explicación razonable, pero solo se me ocurre una posible: Mi vecino es un ciempiés de humor cambiante.

Juliki (delirante)

jueves, 3 de septiembre de 2009

La invasión de los infracuerpos



Hay días que uno esta roto, la cabeza se le va, las piernas no le responden y los brazos ya ni siquiera valen para colgar a ambos lados del cuerpo. En esas ocasiones, suele ser aconsejable armarse de valor, arrastrar el cuerpo, juntarse con sus semejantes, aunque sea para acabar tirados en cualquier rincón, pero eso si, en compañía.
Después de un rato de silencio sin miradas a uno le gustaría salir corriendo, o dar un manotazo al resto para que reaccionen, pero suele quedarse impasible, inmóvil, como un tronco, esperando que llegue la hora de la recogida.


Juliki (inerte)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Dosificar los reposos



Hoy soy una sombra de mi mismo, me ha invadido un cansancio lánguido, que ralentiza mis acciones. Esta modorra minimiza mis conexiones neuronales y me sume en una especie de apatía. Debería mover el culo, poner la casa patas arriba para agilizar un montón de cosas pendientes. Decido llamar a mi dentista para solicitar la tan denostada revisión anual, para eso no es necesario levantarse del sofá. Marco, pero después de agotar los toques de llamada pertinente, nadie me lo coge. Espero un rato mirando la luz que incide en el parquet y voy saboreando los distintos tonos de la madera, el brillo variable, según la luminosidad incidente, las ligeras ondulaciones de las tablas ... Vuelvo en mi. Aprieto la rellamada y comunica. Me ensimismo observando como una mosca de la fruta revolotea frente al cristal de la cocina; por un segundo acaricio la idea que acabar con su existencia, pero mis instintos asesinos se ven frenados en seco cuando recuerdo que aun no existe el mando a distancia para dicha tarea. Rellamada .... Comunica. Reviso la agenda: En 45 minutos tengo Pilates y después he quedado a cenar con unos amigos. Debería moverme ¡ya!, pero... Rellamada y por fin me atienden; tengo cita para el día 11. Lo anoto en la agenda: Primer objetivo cumplido. Me deslizo en el sillón hasta la horizontal, levanto las piernas y contemplo los brillantes colores de las pelotas de malabares en su cesto. Hoy tampoco surcaran el aire. Debería ...
Aparco los demás "debería", escucho mi cuerpo y me amoldo a su ritmo, aunque sea por un rato. De vez en cuando no esta mal que sea él, el que dicte la ausencia de normas y deberes, mientras la cabeza, reposando en el cojín, descanse sin mas ...


Juliki ( en “reposing“)

martes, 1 de septiembre de 2009

Patético antecedente



Nuevo mes, vuelta a la tarea cotidiana sin secuelas graves aparentes; un ligero chirrido en las articulaciones, nada grave, cosas de la edad. Un par de días mas de rodaje y no habrá nada que se me resista.
Como con desgana, tendré que acostumbrarme de nuevo al horario; leo un rato y en un santiamén es hora de ir al mercado, a recoger la verdura ecológica, hoy toca. Salgo de casa, abro los ojos y los oídos para empaparme de la tarde, estoy en ello cuando un exabrupto a mi espalda me altera.
- Te voy a meter una hostia ¡Asqueroso!
La frase esta dicha con rabia y contundencia, sale de dentro, como si llevará días macerando, como quien mastica un reproche. Intento imaginar la situación antes de volverme, varias ideas me vienen a la cabeza: Tal vez solo sean dos borrachines que discuten por el tetrabrik de vino, o una disputa de yonkis enamorados, o dos adolescentes que se gastan bromas, o quizás una chica a la que un indeseable a tocado el culo con disimulo al pasar a su lado ...
Inicio el giro, pero la tortícolis atenaza el cuello, articulo la cadera y como haría el mismísimo Hi-man con su poderoso giro de cintura, me posiciono para visualizar la escena.
Para nada, no se parece a mis presagios. La realidad supera una vez mas a la ficción. Sentada en una terracita cigarro en mano y con su cervecita a tiro una madre joven ha sido la causante de mi sobresalto. Frente a ella un "asqueroso" de no mas de dos años reposa inmóvil y asustado en un carrito de bebe. Enmudezco. No hay palabras.
Noto como el veneno se extiende por todo mi ser, el corazón cabalga desbocado, en breve voy a convulsionar si no hago algo. Respiro hondo, una, dos, tres veces. Todo vuelve a estar bajo control, sigo mi camino. Morderse la lengua para no saltar y sobrevivir, una vez mas; voy aprendiendo. Pienso en el futuro y la tristeza me invade. ¡Claro! uno no puede callarse y esperar que su pasividad carezca de efectos secundarios ...

Juliki (entristecido)