miércoles, 2 de septiembre de 2009

Dosificar los reposos



Hoy soy una sombra de mi mismo, me ha invadido un cansancio lánguido, que ralentiza mis acciones. Esta modorra minimiza mis conexiones neuronales y me sume en una especie de apatía. Debería mover el culo, poner la casa patas arriba para agilizar un montón de cosas pendientes. Decido llamar a mi dentista para solicitar la tan denostada revisión anual, para eso no es necesario levantarse del sofá. Marco, pero después de agotar los toques de llamada pertinente, nadie me lo coge. Espero un rato mirando la luz que incide en el parquet y voy saboreando los distintos tonos de la madera, el brillo variable, según la luminosidad incidente, las ligeras ondulaciones de las tablas ... Vuelvo en mi. Aprieto la rellamada y comunica. Me ensimismo observando como una mosca de la fruta revolotea frente al cristal de la cocina; por un segundo acaricio la idea que acabar con su existencia, pero mis instintos asesinos se ven frenados en seco cuando recuerdo que aun no existe el mando a distancia para dicha tarea. Rellamada .... Comunica. Reviso la agenda: En 45 minutos tengo Pilates y después he quedado a cenar con unos amigos. Debería moverme ¡ya!, pero... Rellamada y por fin me atienden; tengo cita para el día 11. Lo anoto en la agenda: Primer objetivo cumplido. Me deslizo en el sillón hasta la horizontal, levanto las piernas y contemplo los brillantes colores de las pelotas de malabares en su cesto. Hoy tampoco surcaran el aire. Debería ...
Aparco los demás "debería", escucho mi cuerpo y me amoldo a su ritmo, aunque sea por un rato. De vez en cuando no esta mal que sea él, el que dicte la ausencia de normas y deberes, mientras la cabeza, reposando en el cojín, descanse sin mas ...


Juliki ( en “reposing“)

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