miércoles, 23 de septiembre de 2009

Culpable por delegación



Hoy estoy en busca y captura. Seguro que alguno, que me tiene por buena persona, se extraña, pero es que uno no siempre es lo que parece. Pues nada, que fui yo, ya va siendo hora de aclararlo asinque sin mas preámbulos, ahí va: Yo maté a Manolete; y hoy me veo obligado a confesarlo. Si ya se que lleva mucho muerto, que nunca pisé la arena del coso donde se apagó su vida, ni tan siquiera estuve en el tendido de sol expectante y para colmo no había nacido pero ... Admito que fui yo.
Argumentarlo con coherencia y raciocinio sería a todas luces tarea de locos; pero la reencarnación es un recurso que me viene al pelo. Pues va a ser que en mi vida anterior fui toro, un Miura de nombre Islero, negro bragado, de 495 kilos, para mas señas. En mi defensa he de decir que no hubo ni alevosía ni ensañamiento, fue en defensa propia. Iba a alegarlo en su momento, pero los toros no hablan y además después de putearme me habían clavado una espada y pensé que mejor guardar silencio y morir sin mas. ¡Total!, ya había logrado mi momento de "gloria". Pero eso es pasado ...
Hoy tuve lo que yo llamo un "momento Manolete", aunque en realidad debería llamarse "instante Islero", pero entre humanos ya se sabe los toros son carne de cañón.
Como no, una vez mas la irrealidad de desarrolla en ese paraíso en el que dilapido un tercio de mi efímera existencia: El laboro.
El día se presentaba complicado, pero como un jabato olvido mis achaques de pilatero enclenque y curro como un cabrón, obviando los golpes bajos y zancadillas de amo del calabozo.
En estas descubro que falta una obra y tonto de mi, preocupado, lo comento:
-Solo hay 24, no lo entiendo ...
-Ah, la saqué yo ayer, me contesta.
-Pues se han quedado sin tirar los colores de hoy...
-Joder deberías haberlo comprobado, vas muy deprisa y te despistas. Pues es una putada ... Bla blabla.
-Vuelvo a ser Islero, pienso en cornearlo, pero levanto la patita, firmo la confesión de que maté a Manolete y sigo currando.
Da igual, soy culpable. De ir demasiado despacio y demasiado deprisa según conviene argumentar. De no revisar los errores de otros porque eso forma parte de mis obligaciones al igual que no cometer errores propios, aunque no tenga quien me los revise a mi. De no ser capaz de adivinar los movimientos de hojas que otros realizan en mi ausencia. De no ser Dios y hacer el trabajo de tres en lugar del de dos aunque sea solo uno ...
15:28 h cierro el chiringuito, masticando mi frustración. Propina de 28 minutos y culpabilidad manifiesta, mi cabeza bulle. El segundo tercio del día arranca con un estoque en todo lo alto. Espero, al menos, no perder las dos orejas y el rabo.

Juliki ( devuelto por manso)

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