viernes, 4 de septiembre de 2009

Elucubración desmesurada



Me gusta contemplar los tendederos. Si, soy consciente que no es muy normal, pero a estas alturas ¿quien puede presumir de serlo? Sé que en algún cerebro mal pensado, me habrá imaginando observando babeante la lencería colgada al sol de alguna vecina, pero no van por ahí los tiros.
Me agrada su colorido, la diversidad de formas y tamaños; y sobre todo, la posibilidad de jugar a imaginarme a sus propietarios: ¿Cuantos viven en la casa? ¿Son familia con hijos, una pareja, amigos, simplemente compañeros de piso ...? ¿Son joviales, clásicos, descuidados, emprendedores ...?Pienso en mi ropa tendida, dejándose mecer por el viento. La veo llena de colorido y multitud de rayas. De ella podría deducirse que vivo solo, que mi ropa de trabajo esta llena de salpicaduras arco iris, que en verano uso mucha camiseta de tirantes, que me cambio de calzoncillos con frecuencia o espero a tener muchos sucios para lavarlos, que soy alegre, desenfadado y bastante informal vistiendo ...
Impresiones fugaces que la mayoría de las veces no concordaran con la realidad, pero que me hacen ejercitar la mente y dan un espacio a la imaginación.
El otro día el vecino colgó su colada, parte de ella se ve en la foto. El tipo es rarito, unos días es amable, cordial, casi encantador; otros en cambio se muestra hosco, distante y seco. Intenté buscar una explicación razonable, pero solo se me ocurre una posible: Mi vecino es un ciempiés de humor cambiante.

Juliki (delirante)

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