domingo, 6 de septiembre de 2009

Cautivo de una fantasía



Estoy sentado en el sofá, dilapidando las últimas horas del fin de semana. Cada tarde de domingo se parece a la anterior, me invade una sensación de pérdida, de insatisfacción. No tiene que ver con el hecho de que mañana sea lunes y tenga que volver al trabajo. Bueno, puede que algo si, pero en el fondo, mas que preocuparme lo que esta por venir, lo que realmente me ocasiona desaliento es todo aquello que se quedo sin hacer estos dos días.
El viernes tarde se presenta lleno de expectativas, de proyectos, que se ven frenados por el cansancio acumulado y por el tiempo que por delante queda aun. El sábado y el domingo desaparecen raudos entre algún remonoleo, la compra para la semana, compromisos que surgen y un irrisorio intento de descansar.
Antes, cuando era joven, mas de un fin de semana se diluyeron en noches de charla alcohólica y mañanas de resaca. Entonces el cansancio no tenia razón de ser y uno encadenaba las semanas una tras otras; con los fines de semana como puente cuasi imaginario.
Ahora a veces, me da la sensación que el fin de semana es y era una entelequia, una especie de sueño que al despertar nos reintegra a nuestra realidad, a nuestra vida. ¿O será otro tipo de sueño?


Juliki (entre ensoñaciones)

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