domingo, 28 de febrero de 2010

Tapizar el socavón



Me siento menos humano cada día, mas objeto, utensilio, bártulo ... No se si es bueno o malo, ni tan siquiera estoy seguro de que sea importante ser consciente de ello. Igual sería mejor ignorarlo.
Voy perdiendo poco a poco mi autonomía, me dedico a dejarme llevar por la corriente, sin iniciativa, sin proyectos, sin casi ilusiones. Me integro en el conglomerado mundial, del vivir por vivir. Soy una pieza mas que mueve la inmensa máquina de la rutina; una pieza defectuosa o mas bien prescindible, de baja efectividad, con rendimiento variable ...
Hay días que reboso energía, me siento capaz de parar el mundo, de cambiarlo y unos segundos después todas esas sensaciones se han agotado, y solo queda resignación, y la fuerza mínima, para mantenerme otro día mas, para continuar por si algo cambia.
Sé que los cambios, para ser efectivos parten de uno mismo; porque esperar a que vengan de fuera es una manera certera de auto-engañarse. Por eso lo intento obstinado …
Mañana, empieza un nuevo mes. Hoy me senté a plantearme de nuevo el ¡basta ya!. Me puse a elaborar listas de propósitos, intenciones … Analicé que debo cambiar, que puedo intentar, los pasos a seguir. Y al acabar la tarea, recopilo aquello que necesito para llevarlo a cabo y descubro mis carencias. No creo tener suficiente energía, para arrancar, para generar el cambio. Descubro la realidad: Soy una pila gastada.


Juliki (buscando cargador)

viernes, 26 de febrero de 2010

Historias inventadas o fragmentos de irrealidad III



Nacieron el mismo día a la misma hora, en el mismo hospital. Crecieron juntos, a la par, sin poder separarse. Sus vidas estaban sincronizadas, uno seguía los pasos del otro. Y solo, a veces, en la oscuridad, se perdían de vista.


Juliki (a la sombra)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Heroes de la retirada



Hoy hay un crepón negro en la pista del circo. Hoy es un día de adioses tristes, de recuerdos que retornan para rememorar momentos pasados e intentar sonreír. Entre lagrimas, pero con la sonrisa puesta, con el recuerdo latente, que es la única forma de revivir a los que ya no pueden vivir por si solos.
Maripi, una antigua compi de trabajo, se fue. No se puede decir que llegáramos a ser amigos; pero estuvimos juntos, compartiendo un proyecto, luchando por él con ilusión; discutiendo ahora, riendo después, colaborando, apoyándonos, enfadándonos ... Vivimos juntos una parte del camino de la vida, y en ese discurrir acabamos aceptándonos con nuestras diferencias, respetándonos con nuestros mutuos defectos, apreciándonos también. Porque es cierto que el roce hace el cariño y que mas allá de lo que nos separa, el tiempo y el trato nos acaban acercando, acortan la distancia, nos igualan. Hacen que el sentimiento aflore y el cariño triunfe al fin.
Siempre pensamos, deseamos mas bien, que les toque a otros, desconocidos mejor o conocidos lejanos, de vista, de nombre... Gentes que pasaron por nuestra vida sin dejar huella alguna. Pero uno no elije y la vida dispone o la muerte mas bien. Y cuando llega es para robar una parte de nuestra existencia, para dejarnos algo huerfanos, como ocurre hoy.
Los años pasan y cada vez mas, estamos en edad de que esto suceda, que los que nos rodean, o incluso nosotros mismos partamos para no volver. En realidad, nunca estamos en edad, porque la muerte siempre nos encuentra imberbes, débiles, indefensos; nos ataja sorprendidos, para dejar al que se queda a solas con sus recuerdos, sus añoranzas y con una vida cercenada, aun por vivir.
Hoy la elefanta milenaria abandona el circo de la vida; con paso sigiloso emprende la retirada y deja un vacío en el cartel. Pero el espectáculo debe continuar y no se olvide nadie de disfrutarlo al máximo, como ella hizo, como le gustaría vernos hacer ...

Juliki (Riendo lágrimas)

lunes, 22 de febrero de 2010

Diálogos de marionetas



Nada es verdad. Pero tenemos que vivir como si lo fuera, porque de lo contrario nunca nos levantaríamos de la cama.


José Ovejero

Vivimos en la ficción, y nos creemos felices en ella. Podría ser peor ...
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Juliki (escéptico)

jueves, 18 de febrero de 2010

Sucedaneo de realidad


Observamos nuestra realidad intentando enmarcarla, delimitarla, racionali- zándola como si fuera única. Es un afán lógico porque así, al simplificarla, la hacemos mas comprensible, como si realmente marcáramos nosotros el desarrollo de la misma.
A veces al observarla mas sosegados, sin pretensiones de entenderla, nos sorprendemos de su complejidad, de sus múltiples posibilidades. No cabe duda que la calma, esa que habitualmente nos negamos, suele acercarnos a la verdadera realidad.
Desde el reposo veo la falsedad de mi existencia mediocre; de mi pretensión de intentar cuadricular el día a día, practicando ese reduccionismo absurdo que me crea el espejismo de ser quien maneja mi vida. Siempre reduciendo la realidad a hechos conocidos, controlables, previsibles ...
Y en esa vivencia menguante, se pierden los matices, se altera el sabor y, en lugar de controlar, cercenamos nuestra existencia empobreciéndola.
Abro los ojos tranquilo, pero eso no modifica mi realidad, ni el uso que hago de ella ...

Juliki ( con mal sabor de boca)

miércoles, 17 de febrero de 2010

Enfermo de impaciencia



Me siento raro. Hoy no hice mi paseo habitual camino de la obligación. No me cruce con ninguna de esas presencias fugaces con las que interacciono en mi trayectoria diaria y a las que suelo poner nombre. ¿Habrán notado mi ausencia? Probablemente no.
Es miércoles, día laboral y aunque no estoy de vacaciones, permanezco en casa. No soy una de esas victimas de la crisis, que pasan a engrosar las listas del paro, aun no. Tengo 42, casi ya 43 años y hoy es el primer día en mi vida laboral que falto al trabajo. Ni vómitos, ni fiebres, ni gripes, ni luxaciones de hombros habían podido recluirme en casa ni impedir que cumpliera escrupulosa y puntualmente con la obligación, casi sagrada, de acudir a cumplir con el compromiso adquirido. También es cierto que nunca había visitado como cliente un quirófano como hice ayer.
Un bultito con afán de crecer y que a final venía acompañado de dos hermanos pequeños se había instalado en mi mano. Quiste de la vaina flexora del dedo, lo llaman; una menudencia sin demasiada importancia que me relega a la inmovilidad.
Ayer no pude evitarlo. No habían terminado aun de darme los puntos finales en mi mano derecha cuado el cagaprisas que hay en mi soltó la pregunta.
-¿ Que puedo hacer?
- Nada.
- Me refiero a después, a mañana ...
- Nada en dos semanas.
- Pero ...
- De momento dos días con el brazo inmóvil en cabestrillo y luego el resto ya sin venda, pero sin hacer esfuerzo alguno para que vaya cicatrizando. Te veo entonces y comprobamos como va ...
- Pero para trabajar ...
- Nada. Bueno con el ordenador podrás apañarte con la otra mano los primero días y luego puedes utilizar las dos cuando te quiten la venda. Siempre sin esfuerzos ...
Me dan ganas de protestar, pero me contengo. ¡Si es solo una mierdecilla de bulto!, pienso.
El médico se marcha, me ponen un vendaje que juzgo aparatoso para una rajita de tres míseros puntos.
Me sientan a esperar un rato por si hubiera alguna anomalía posterior. Reflexiono. ¿ Que habrá pensado el medico de un tipo que en lugar de preguntar si todo esta bien, lo primero que quiere es saber cuando puede volver a trabajar? Que estoy algo trastornado, seguro. La anomalía soy yo.
Reaparece el doctor y hago un amago de protesta, aunque pienso que quince días son muchos, me reprimo. Si vuelvo a insistir igual deciden extirparme algo mas y supongo que la recuperación de la lobotomía debe ser mas tiempo, por eso me callo y le doy las gracias.
Ahora, aquí en casa, me siento raro, tal vez también porque lo soy. Eso si, estoy entretenido, vestirse a una mano, trinchar las naranjas para hacerme un zumo a lo zurdo, abrir el bote de la miel sujetándolo con un pie o escribir esto a una mano son aventuras inusuales que pueden resultar fascinantes. La vida sigue, llena de misterios por resolver y cosas por aprender ...


Juliki (con minusvalía física transitoria y mental perpetua)

sábado, 13 de febrero de 2010

Historias inventadas o fragmentos de irrealidad II



Cada mañana, cuando me levanto, mi cuerpo me habla; cruje, tose, se manifiesta ...
Yo me resisto al diálogo. Por eso, tengo miedo de que un día, cansado de tanto monólogo, decida retirarme el saludo y partir.


Juliki (etéreo)

martes, 9 de febrero de 2010

Historias inventadas o fragmentos de irrealidad I




Cada tarde, al llegar mi padre de la oficina, colgaba su chaqueta en el recibidor. Yo, vencido por la tentación, soñaba con curiosear el contenido de su interior. Fantaseaba con hallar allí el misterio que su adusta mirada parecía ocultar.
Ahora, con sus cenizas en el salón, miro de reojo antes de sacar del bolsillo de su traje la cartera. Esa que guarda la foto de familia en la que no aparezco yo.

Juliki(fantaseando)

domingo, 7 de febrero de 2010

Ojos dibujados

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" Una mirada es un pozo sin fondo donde todo cabe".

Felix J. Palma

Hoy solo me asomo a echar un vistazo, a observar con una sonrisa a los que nos estan observando.
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(Juliki en el mirador)

jueves, 4 de febrero de 2010

Arrullar la noche



Vivimos múltiples existencias, algunas solapadas, otras encadenadas en el discurrir del tiempo. De todas ellas, las mas misteriosas son aquellas que se produce cuando muestro cuerpo yace inerte tras la dura jornada y, pareciera que toca descansar. Es entonces cuando los dulces sueños deberían impregnar nuestro reposo, pero algunos fantasmas aprovechan y se materializan e incomodan nuestro letargo.
¿Son las pesadillas un reflejo inconsciente de los miedos y preocupaciones que nos acosan durante la vigilia? ¿ O son retazos de vivencias paralelas que se desarrollan mientras aparentemente nos reponemos de la fatiga?
Hay pesadillas que uno no llega a recordar al abrir los ojos, otras se muestran confusas cual nebulosa incoherente al despertar; en cambio, una minoría, aparecen nítidas, como recién ocurridas; e incluso los detalles con el paso de los años, siguen tangibles, mas incluso que lo acontecido durante el día.
Yo conservo una perfectamente definida, no se si por la pesadilla en si, o por el despertar que prosiguió a su vivencia.
Tendría siete, tal vez ocho años; debía ser verano pues dormía a los pies de la cama, sin arroparme.
De repente me recuerdo corriendo, huyendo de un algo aparentemente intangible que me perseguía y que mi continuo giro de cabeza no lograba percibir. Sabía que no debía parar y que mirar atrás era un error, pero el terror que me invadía me obligaba a volverme reiteradamente. Cuando la fatiga empezó a hacer mella se materializo en mi campo de visión. Un enorme doberman se acercaba amenazador hacia mi. Decidí no volver a mirar y concentrarme en la carrera. No podía verlo pero sentía como la distancia que nos separaba se acortaba progresivamente y mi corazón apunto de reventar, parecía no poder dar mas de si. Fue entonces cuando mi pierna desnuda sintió el contacto de algo húmedo: babas de perro. La dentellada era inminente.
Entonces ocurrió lo impredecible. El suelo a mis pies desapareció y me ví sumido en la mas absoluta negrura, a la vez que caía. El inicial alivio provocado por la desaparición de la amenaza canina, fue sustituido por la angustia infinita ante la caída interminable y ese vacío que me envolvía por completo.
El miedo se acrecentó y lamente no haberme dejado morder por el perro. Después de tanto esfuerzo iba a perecer indefectiblemente cuando mi cuerpo impactara con el final de aquel túnel abismal.
Una voz familiar me saco de mi resignación, mas bien un grito:

-¿Se puede saber que haces ahí?
Desperté en una inverosímil posición sobre la silla que descansaba a los pies de la cama.
- Me iba a morder un perro, balbuceé.
-Anda, súbete a la cama y deja de decir tonterías, que contigo una no gana para sustos.

Dudé si volver a cerrar los ojos, por si reaparecía el perro o volvía a caer, pero al final me dejé vencer por el sueño.
Aún hoy, si rememoro el sueño, puedo sentir ese aliento amenazador y experimentar el vértigo posterior... aunque el verdadero pánico me lo produce recordar la regañina de mi madre.


Juliki (Ante la pesadilla diaria)

lunes, 1 de febrero de 2010

Enfrentarse al espejo


-Hace tiempo que aprendí que los monstruos no estan en el fondo de ningún lago.
- ¿Ah, no? ¿Y donde están pues?
- Dentro de las personas normales.
Lorenzo Silva

Afortunadamente, de cerca, nadie es normal.

Juliki (distanciado del mundo).