
Hoy hay un crepón negro en la pista del circo. Hoy es un día de adioses tristes, de recuerdos que retornan para rememorar momentos pasados e intentar sonreír. Entre lagrimas, pero con la sonrisa puesta, con el recuerdo latente, que es la única forma de revivir a los que ya no pueden vivir por si solos.
Maripi, una antigua compi de trabajo, se fue. No se puede decir que llegáramos a ser amigos; pero estuvimos juntos, compartiendo un proyecto, luchando por él con ilusión; discutiendo ahora, riendo después, colaborando, apoyándonos, enfadándonos ... Vivimos juntos una parte del camino de la vida, y en ese discurrir acabamos aceptándonos con nuestras diferencias, respetándonos con nuestros mutuos defectos, apreciándonos también. Porque es cierto que el roce hace el cariño y que mas allá de lo que nos separa, el tiempo y el trato nos acaban acercando, acortan la distancia, nos igualan. Hacen que el sentimiento aflore y el cariño triunfe al fin.
Siempre pensamos, deseamos mas bien, que les toque a otros, desconocidos mejor o conocidos lejanos, de vista, de nombre... Gentes que pasaron por nuestra vida sin dejar huella alguna. Pero uno no elije y la vida dispone o la muerte mas bien. Y cuando llega es para robar una parte de nuestra existencia, para dejarnos algo huerfanos, como ocurre hoy.
Los años pasan y cada vez mas, estamos en edad de que esto suceda, que los que nos rodean, o incluso nosotros mismos partamos para no volver. En realidad, nunca estamos en edad, porque la muerte siempre nos encuentra imberbes, débiles, indefensos; nos ataja sorprendidos, para dejar al que se queda a solas con sus recuerdos, sus añoranzas y con una vida cercenada, aun por vivir.
Hoy la elefanta milenaria abandona el circo de la vida; con paso sigiloso emprende la retirada y deja un vacío en el cartel. Pero el espectáculo debe continuar y no se olvide nadie de disfrutarlo al máximo, como ella hizo, como le gustaría vernos hacer ...
Juliki (Riendo lágrimas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario