El último día de agosto me
reencontré con mi amigo Dubi. El Dubi es un personaje de esos que, si
le fotografiaras en tonos sepia, pasaría por habitante de un circo de antaño. Tal
vez esa apariencia no es mas que el reflejo de lo que uno quiere ser, porque el
objetivo de Dubi no es otro que trabajar en un circo.
Ver su cuerpo enjuto y
fibroso paseando su jirafa de tres ruedas de regreso a casa tras su ensayo
cotidiano en el Retiro despertó una vez más mi admiración.
Le admiro por saber vivir el día a
día con esa sonrisa que a la mínima se contorsiona hasta convertirse en
carcajada convulsa y contagiosa, por perseguir sus sueños aunque a veces
parezcan mas bien locuras y por esa despreocupación casi inconsciente del que
vive en un mundo peculiar mas allá de la realidad irreal que nos rodea y parecer
feliz.
A mí, que últimamente parece que me
regodeo en el lamento y que veo casi todo de un gris casi negro, charlar ese
rato con Dubi me supuso una nueva lección de vida, tan nutritiva como los
abrazos que nos dimos, como su sonrisa imperecedera.
—Hooooooooola Juliki
—¿Qué tal todo, Dubi? —respondo
mientras nos fundimos en un abrazo reconfortante
—Bien, la verdad es que muy bien.
¿Sabes que el Churry se ha ofrecido a ayudarme a montar mi espectáculo? Estoy
muy contento.
—¡Joder que bueno!
—Y Alfredo, el que conocí rodando
Pájaros de Papel, también va a echarme una mano. Por fin voy a tener un número
propio y bien elaborado. Lástima lo de la casa...
—¿Qué pasa con la casa?
—Ah, eso. Jajaja, que nos desahucian
por no pagar el alquiler.
—¿Cómo es eso?
—Pues nada que desde hace dos años
los bolos han ido flojeando y no me llegaba, con lo cual he ido dejando a deber
80, 90 o 100 euros cada mes y ahora es una pasta que ya no puedo pagar. Sabes,
el lunes he quedado con el Churry en su local para mostrarle mi espectáculo y
empezar a trabajarlo. Incluso él tiene la posibilidad de currar dentro de unos
meses en un circo e igual, si cuadra mi espectáculo, podría ir con él.
—Ojalá, estaría genial. Oye, ¿y con
lo de la casa qué vas a hacer? ¿Dónde piensas ir?
—No sé. Ahora estoy ilusionado con
lo del número. Ya lo veré cuando nos echen.
—¿Y eso cuándo es?
—Se supone que el 1 de septiembre.
Vivir al segundo, negar la realidad
o apostar por tus sueños. No lo sé, pero sin duda el espectáculo debe continuar
y, para eso, es necesario tener madera de artista.
Juliki de contrachapado malo
Apostar por los sueños, sin dudar, siempre; total los tiempos difíciles siempre estarán, ayer estuvieron, hoy están y seguramente mañana también; pero luchando por los sueños, todo duele un poquito menos. Saludos!
ResponderEliminar