jueves, 22 de abril de 2010

El oficio de rumiar



Hay días que aunque uno sabe que esta despierto transcurren como si se trataran de un sueño. Uno tiene la certeza de que aquello es real, pero le parece inverosímil que lo sea. Tal vez por eso su voz interior le susurra insistente: " Esto no puede estar pasando". Pero pasa ...
Hoy supuestamente mi jefe se marchaba de viaje por una temporada y no tenía previsto aparecer por el taller. Sentí una cierta euforia, ante la posibilidad de trabajar solo, en silencio, concentrado. Sin que nadie perturbara la placidez de esmerarme en mi tarea con comentarios destructivos o regañinas extemporáneas.
Suena el teléfono. Es él. Ha olvidado algo y se va a pasar. Continuo relajado y dispuesto a que nada altere mi paz interior. ¿Seré capaz? Llega. Al rato suelta la frase:
-¿Podrías hacerme un favor?
No parece peligrosa, pero sé por experiencia que esa frase suele ser el preludio de algo letal, de algo que no voy a entender. Servicial le digo que si y espero ...
Revivo la imagen a cámara lenta y con la misma incredulidad que cuando aconteció. Se agacha, se quita un zapato y me lo tiende.
- Se ha despegado la suela, ponle cola de contacto.
Soy un tipo apañao y no me cuesta hacer favores, pero cuando trabajas para alguien ¿Donde esta el límite entre el favor y la obligación? Mi cuerpo se tensa y pide a gritos decir algo. Sumiso sopeso si es un sueño mientras busco la cola de contacto. Mi cabeza piensa en lúgubres espirales infinitas. Trabajo de estampador. No soy chico para todo. Bueno si, pero para todo lo referente al taller. Nadie debería pedirme que le arregle su zapato y menos aun si acaba de salir de un pie sudado. ¿Estoy flipando o es un abuso excesivo?. Nada va a alterarme. Hoy no. Soy aprendiz de estampador, cuando acabe esto volveré a los grabados. Esto no puede estar pasando ...
Se calza satisfecho su zapato reparado y antes de salir me abronca por algo referente al trabajo. Esta vez no me afecta. Continuo rumiando lo del zapato. Me gustaría ser un simple estampador.

Juliki (De profesión incierta)

2 comentarios:

  1. Pegamento. Así. Sin lijar. ¡Prepárate! En dos días lo tienes de vuelta. ¿Hedía mucho? No te quejes, por lo menos esta vez no te cronometró.

    ResponderEliminar
  2. Rico, un trabajador de una cadena de montaje. Su trabajo lo podríamos calificar como soporífero; sin embargo, él se había propuesto hacerlo con la máxima economía de gestos y con elegancia. A lo largo de los años había conseguido reducir el tiempo medio de su cometido en 48 segundos. Estaba tan contento como lo podría estar un atleta que ha reducido su marca.

    ResponderEliminar