sábado, 16 de agosto de 2014

Ruleta rusa


—¿Otra vez con la misma monserga?
—No te pases.
—¿Pasarme? Eres tú el que se empeña mes tras mes en amagar con volver a escribir y luego se raja.
—No es eso. Es que…
—Es que no tienes tiempo, es que el trabajo te agota, es que tu vida ha cambiado y tienes que adaptarte… ¿Alguna excusa nueva? Por lo menos ponle algo de imaginación.
—Ahora va en serio.
—Seguro, ¿dónde he oído antes eso? Ah, en tu blog. ¡Qué coincidencia!
—Esta vez es de verdad. Voy a esforzarme y mantener la constancia.
—Dos, tres días como máximo. Tal vez algo más aprovechando las vacaciones y luego vuelta a empezar. Reconócelo antes tenías menos tiempo y cada semana escribías un relato y de vez en cuando incluso una entrada del blog. Entonces sí te esforzabas y priorizabas lo que te aportaba ilusión: escribir. Ahora la pereza y el miedo te atenazan. Las ideas nunca llegan a plasmarse en papel, se quedan prisioneras en la libreta de notas o pululando sin forma en tu cabeza hasta que la censura del olvido las borra. No te engañes con el pasado. Careces de voluntad.
—¡Eso es falso!,  yo puedo…
—¿Seguir engañándote? Todo lo que quieras; pero no nos cuentes milongas a los demás. Eres cansino y das pena. Solo te falta ponerte a hacer pucheros. Por favor, eres patético.
—¿Qué te apuestas a que esta vez lo consigo?
—Lo que quieras, pero mejor vamos a dejarlo. Eres un perdedor, lo sabes y no puedes evitarlo.
—Pongamos un plazo. Si lo incumplo cierro el blog, pero si lo logro desaparecerás de mi vida.
—Lo último no es posible y tú lo sabes.
—Cierto, pues entonces te callaras durante tres meses.
—¿Y con que propuesta pretendes acallarme?
—Me comprometo a escribir un mínimo de cuatro entradas al mes.
—Eso no es nada. Ocho, mínimo.
—Cinco y no todas seguidas.
—Siete y todas las semanas debe haber alguna.
—Seis y ninguna será un simple párrafo.
—¿Seis? Acepto, pero agosto cuenta y la clausura del blog si pierdes corre de mi cuenta.
—¡Eso es injusto! ¡Ha pasado medio mes!
—¿Abandonas antes de empezar? Muy propio de ti.
—Ni hablar. De acuerdo. Comenzamos.
—Estás acabado igual que tu blog.
—Ya puedes cerrar la boca, al menos hasta que acabe agosto.
—Tictac, tictac…
—¡Silencio! Y por cierto, esta  entrada cuenta. Me quedan solo cinco. Je, je, je… Te recuerdo que no tienes derecho a replica, de momento.

Juliki disociado

No hay comentarios:

Publicar un comentario