miércoles, 24 de septiembre de 2014

Procrastinación compulsiva


Vuelvo a las andadas. Escribir para mí es una forma de afrontar los problemas y, cuando quiero esconderme o la confusión se extiende como la podredumbre en una manzana picada, me dejo abrazar por la desidia, paso de escribir, o sea de pensar, y renuncio a encarar la realidad. Después de más de veinte días, descontando el simulacro de ayer, retomamos los intentos de explicar lo inexplicable, de aclarar el desconcierto que me ha mantenido con la mente en blanco y las teclas en reposo. Allá vamos.
¿Qué es lo que ha provocado este parón más allá del regreso a la rutina? Pues todo arranca con las vacaciones. El caso es que en mi viaje nocturno camino de Sevilla coincidí con un personaje que sembró en mí múltiples incertidumbres. Fueron ese tipo de dudas que uno tiene cuando alguien te hace pensar al escuchar de su boca lo que, sabido como cierto, te niegas a afrontar.
El desconocido, que dejó de serlo durante las horas de conversación, es aquello que yo tal vez nunca llegue a ser: un emprendedor. Alguien que cree en sí mismo, capaz de arriesgarse, montar negocios, arruinarse y volver a empezar. Cierto es que siendo informático siempre puede trabajar durante un tiempo como freelance o por cuenta ajena en proyectos concretos hasta reunir el dinero suficiente para recomenzar una nueva aventura. También es más joven y, no nos engañemos, eso tiene su importancia. Da la casualidad que una de las aventuras que ha emprendido y que aún mantiene en funcionamiento es la del coaching, con lo cual, aprovechando que estábamos conociendo, nos pusimos manos a la obra.
Me pasé la mayor parte del viaje analizando mi futuro laboral bajo asesoramiento gratuito y desinteresado. La conversación me confirmó algo que en mi fuero interno ya sabía y es que, si quiero reintegrarme al mundo laboral, me toca mover ficha.
Desde aquella conversación mi cabeza es un batiburrillo de ideas que se ordenan y desordenan a ritmo de mis pulsiones. Unas mañanas, las menos, me levanto con ganas de comerme el mundo y ser un emprendedor; otras, la mayoría, amanezco dispuesto a tirar la toalla y dejar que el mundo me devore sin oponer resistencia.
Como esa situación solo produce desgaste y no soluciona nada, creo que va tocando cambiarla. Habrá que ponerse a ello. Decidido desde ya mismo porque no queda otra.
Bueno, igual luego un poco más tarde o tal vez mañana. Mejor aún pasado o…

Juliki bajo el influjo del no hagas hoy lo que puedas aplazar mañana

1 comentario: