viernes, 26 de diciembre de 2014

Apuntalar la utopía


Cuando la realidad deja de ser atractiva suelo refugiarme en la ficción. Es como tomar una pastilla que te coloca, te saca de tu cotidianeidad y te traslada a otros mundos donde son los protagonistas de esas ficciones los que deben tomar las decisiones. Desde el puesto de vigía juego a observar sus errores, sus aciertos y a juzgar con esa mirada del voyeur crítico que se cree un semidios.
Últimamente mi vida es tan poco interesante que apenas tengo ganas de contar nada de ella; tan previsible, agotadora y gris que he estado tentado de convertirla en ficción para llenarla de ilusiones y colorido. Luego cuando pienso en hacerlo me invade el cansancio y la pereza.
En su momento decidí que el blog sería un reflejo de mi día a día y que mis relatos y escritos de ficción no tendrían cabida aquí. Ahora dudo si no sería un buena idea, ante la pereza que me da escribir sobre mis desalientos y rutinas, empezar a airear mis relatos. Cuando lo pienso el primer impulso es retirar el polvo de la bandeja de “pendientes” donde relatos antiguos languidecen a la espera de una revisión. Luego en un ataque de euforia que dura menos que una eyaculación precoz y deja la misma insatisfacción, me planteo el fabular mi monótona existencia en un intento por maquillarla y crearle algún incentivo. La cuestión es: ¿se puede de la nada, de esa sarta de días idénticos y vacíos, sacar ideas que me motiven a jugar a ficcionar de manera casi mágica ese vacío y trasformarlo en algo ocurrente, divertido, curioso…? Necesito algo enteramente distinto a ese encefalograma plano en que se han convertido la sucesión de días y noches que consumen semanas, crecen hasta convertirse en meses y casi casi sin apreciarlo acumulan años en mi existencia sin alicientes.
Si estuviera por la labor de jugar podía ser una ruptura divertida y estimulante. La cuestión es decidir si quiero, puedo y sabría hacerlo.

Juliki entre la realidad y la ficción

No hay comentarios:

Publicar un comentario