sábado, 27 de diciembre de 2014

Crónicas de resistencia


Miro el reloj del call center donde trabajo. Son las 19:45h de un viernes. Después de más de 150 llamadas hay que disimular el cansancio intentando mantener el tono jovial y efusivo.

— Hola, buenos días. Mi nombre es Julián. Le llamo de XXXXXX. Tendría, YYYYY, un minuto para dedicarme si es usted tan amable.
—No, no le oigo.
—Pues yo si le oigo a usted. ¿Me escucha mejor ahora?
—No.
—Bueno, pues intentamos mejorar la comunicación y le llamamos a usted en otro momento. Muchas gracias y que tenga un buen día.
—Igualmente.

No puedo evitar una sonrisa ante lo ocurrido. Sé que debería apuntar la idea porque aquí está la semilla de un futuro relato. La sensación dura dos segundos. Justo lo que tarda en entrarme la siguiente llamada. La atiendo mientras pienso que en quince minutos todo habrá terminado. Para entonces el relato estará muerto y enterrado bajo paladas de agotamiento. La vida sigue y lo importante es sobrevivir aunque sea sin ficción

Juliki en la agotadora tarea de sobrevivir

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