domingo, 25 de enero de 2015

Salarios de risa sin pizca de gracia


Mientras los políticos de todos los colores empiezan a calentar motores de cara a las futuras elecciones la vida sigue para el resto, como si nada. Los desahucios se suceden, las familias pasan penurias y los trabajos de mierda son la única alternativa para aquellos que tienen que alimentar a los suyos.
¿Hasta donde puede rebajarse la dignidad de un trabajador a la hora de aceptar un empleo? La pregunta así formulada es estúpida. La respuesta depende de la situación personal. Uno puede comerse los mocos y resistirse a la explotación si nadie depende de él. Puede apañarse con poco, acostarse sin cenar o rebuscar en los cubos de basura de las grandes superficies.
En cambio, si tienes niños, la cosa cambia. Toca tragar con cualquier condición por  leonina que sea para que a ellos no les falte el alimento, se mantengan al margen de la situación y tengan dulces sueños. Imagino que levantarse cada mañana con ánimo y dispuesto a maquillarles la realidad debe ser la peor pesadilla de un padre.
En los últimos días he leído noticias sobre ofertas de empleo que me han provocado ganas de estrangular a esa subespecie de la raza humana que son los empleadores. Curros con jornadas de doce horas sin vacaciones y sueldos irrisorios, ofertas con periodos de prueba sin sueldo de dos meses que simplemente debería ser delito ofrecerlos. Cuando uno las ve, después de superar la indignación y el cabreo se plantea si no se habrá exagerado un poco en pos de captar lectores, seguidores u oyentes. Por desgracia no es así y la realidad es incluso peor. Lo sé porque mi excompañera ha recibido una de las más insultantes ofertas de las que he oído hablar. Para colmo la oferta es a través de un amigo que, se supone, la conoce y aprecia su capacidad de trabajo. El chollo de empleo que la ofrecieron por ir recomendada consistía en cuidar a una persona de más de 80 años de ocho de la noche a ocho de la mañana todos los días, en Las Rozas, en negro y buscándote la vida para desplazarte hasta el lugar de trabajo por… 200 € al mes. Si descontamos los gastos de transporte hablaríamos de 140€ al mes, es decir, menos de 5€ diarios o lo que resulta más espectacular menos de 0,4€ a la hora. ¿Qué ser humano en su sano juicio, puede pensar que un semejante es capaz de sobrevivir con dicha retribución? ¿Se habrá planteado que haría él si le pagaran el salario que ofrece? Supongo que no y, además, seguro que se indignará cuando mi excompi decida renunciar  su “generoso” ofrecimiento.
Algo estamos haciendo muy mal cuando dejan de importar las personas y la crisis se reduce a estadísticas y cifras, incluso entre la gente de a pie. Igual es que el ser humano lo es hasta que demuestra lo contrario, hasta que pierde el respeto a sus semejantes. Me temo que estamos comenzamos a franquear las barreras de lo moralmente infranqueable.

Juliki rengando de la especie

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