sábado, 21 de noviembre de 2009

Ansiada liberación



Cuando todo se tuerce uno piensa que la cosa debe parar y no puede seguir empeorando, pero no siempre es así. No obstante en esas ocasiones, son las pequeñas cosas las que nos sacan, al menos un segundo, del mundo de las miserias propias para proyectarnos al de los sentidos reconfortantes.
Días atrás asistí a una exposición; estaba roto, en todos los sentidos y fui mas bien por acompañar a alguien al que, aunque seamos muy distintos y de mundos diferentes, aprecio mucho, incluso mas de lo que suelo reconocer. Le odio y le quiero a partes iguales y creo que él lo sabe, aunque me pase el día refunfuñándole como consecuencia de alguno de sus actos ...
Es un artista, piensa como tal; es un creador nato capaz de concebir una obra y ejecutarla en tiempo record, con la maestría del que tiene la certeza interior de que el resultado merecerá la pena. Tienes sus crisis creativas, sus atascos resolutivos, sus conflictos ¿Y quien no? Pero hasta ahora le he visto salir bastante airoso, seguir evolucionando y dando forma a su inquietud creadora. Continua su avance ...
Tomó prestado mi cuerpo de serie B y lo transformó en unas imágenes bellas, intensas, vivas ... Para alguien como yo, que últimamente parece al borde del colapso, mas cerca de vegetar que vivir, reconocerse en esas imágenes, verse encarnando ese Prometeo pletórico, fue un instante de emoción. Me quedé perplejo al verlas colgadas en la exposición. Eso también soy yo pensé, no solo el tipo anodino, apagado, parado y desilusionante en que poco a poco me parece ir convirtiéndome. Luego volví a la realidad, me ví reflejado en un cristal, como la sombra que soy y el brillo y la luz se apagaron.
Gracias Pablito, también por el regalo de las obras que me encantan, pero sobre todo por hacerme sentir por un instante, la ilusión de que el fuego no se había apagado. Quien sabe, tal vez también yo consiga liberarme ...

Juliki (el no serigrafiado)

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