sábado, 5 de diciembre de 2009

Aceptar lo inevitable



El mañana se actualiza y cuando quieres disfrutarlo es ya el ayer. Vuelvo a mí, a analizar las secuelas de mi particular guerra perdida. En otro momento podría pensar en resucitar en renacer cual ave fénix ... Ahora me visualizo las heridas y no veo como taponarlas para sobrevivir, para evitar desangrarme. ¿De que coño filosofa ahora este, os preguntareis? Me explico.
Hace unos días pagué la nueva derrama de obras de mi Comunidad. No ha sido sencillo decidirme a hacerlo. No es que no tuviera el dinero, lo tenía. El problema era la duda que me corría: ¿Debía hacer el pago sin mas o invertir el dinero en algo que me pudiera resarcir de la injusticia a la que me van a someter mis vecinos?
Escuche a mi corazón, a mis sentidos (incluido el de la justicia), a mis instintos, a mi supuesta sensatez y, ¡hay que joderse! por primera vez en la vida todos coincidían. Unanimidad plena. Todos me gritaban "Tienes que comprarte la recortada y visitar a tus vecinos, uno a uno ..., por última vez... ".
Si, ya se que después de varios días sin escribir, sin contar nada, debo pareceros un trastornado peligroso, un desalmado sin escrúpulos dispuesto a exterminar a sus semejantes, a los pobres ancianitos que viven en mi edificio.
Pues no lo soy. Da la puta casualidad que esos inocentes seres de avanzada edad, de débil apariencia, de amabilidad simulada, son un atajo de lobos disfrazados de cordero. Son egoístas, arbitrarios, injustos, insolidarios, peseteros y para colmo, tontos, ignorantes y malas personas.
Hace unos meses cuando empezamos las obras de rehabilitación de la finca tuve que abandonar mi casa, en principio iba a ser por un mes, al final fueron cuatro; eso si, me garantizaban que no tendría que volver a abandonarla. He sido el vecino que mas tiempo permaneció fuera de su hogar. Cuatro interminables meses que logré superar a duras penas. Pero volví y pude disfrutar de las reformas comunitarias y de las mías propias, que aprovechando la coyuntura realicé. Me gasté mis escasos ahorros pero mereció la pena. Parecía que al menos el tema casa quedaba saldado y tenía una preocupación menos en mi vida pero ... El Miércoles anterior, tras la operación de mi madre tuve reunión de vecinos, no era lo que me apetecía, pero fui. No tengo palabras para describir lo allí ocurrido.
La historia es larga, pero intentaré resumirla. El nuevo presidente es uña y carne del constructor, entre ambos consiguieron a base de comerle la oreja a los abuelitos de mi finca, echar a la anterior arquitecta, que vigilaba con el máximo celo que el constructor no se aprovechara de la Comunidad. El nuevo arquitecto tiene manga ancha y deja hacer al constructor. La opinión del constructor, se impone avalada por el presidente que levanta el brazo y propicia el movimiento títere de la mayoría de los vecinos. Yo intento razonar y en la discusión muchos apoyan mis argumentos, pero llegada la hora de votar vuelven al redil. Para mi es incomprensible ver votar a alguien lo contrario de lo que ha estado apoyando verbalmente dos segundos antes; pero la historia se repite una y otra vez. Votación tras votación.
Ahora el constructor ha decidido ganar mas dinero y para ello ha planteado que hay que rehacer la cubierta del edificio.
De nada ha servido que el tejado este en perfecto estado, que no hayamos tenido goteras en los últimos diez años, que nos vaya a costar 18.000 €, que exista un informe del anterior arquitecto avalando el perfecto estado de la cubierta, que así opinara también el nuevo arquitecto en un principio... Pero si hay mas obra todos ganan, el constructor cobra mas, el arquitecto aumenta sus ingresos, a los vecinos se les reforman su baños y cocinas a cargo de la Comunidad y el presidente ... ¡Todos no! porque hay algunos damnificados y concretamente uno sobremanera Ese soy yo. No necesito contaros como termino la votación sobre la cubierta …
A pesar de todo lo anterior soy un tipo racional y al final me he resignado, he pagado, he apaciguados a las fieras que habitan en mi y me dispongo, una vez mas, a disfrutar de las prebendas que me otorga el hecho de ser el tonto del pueblo, de la Comunidad en este caso.
Dentro de unas semanas levantaran la cubierta, quitaran el tejado, joderan mi obra particular, me obligaran a mudarme por segunda vez en menos de un año, tendré seguramente que trasladar todas mis pertenencias a un guardamuebles cuyo gasto no querrán abonarme y destrozaran mi vida durante semanas, tal vez meses.
Por eso hay días que me levanto poseído por la idea de ahorrar, quizás aun este a tiempo de conseguir el dinero suficiente, comprar la recortada y ... Claro que así no podría tampoco disfrutar de mi casa, acabaría en la cárcel. Allí al menos tendría alojamiento y manutención gratis y, seguro que mis nuevos vecinos en prisión serían mas honestos que los que tengo ahora... sin ninguna duda.

Juliki ( encerrado en la impotencia)

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