viernes, 25 de diciembre de 2009

Lamparón de la Humanidad



No me gusta la Navidad. Me parece una época en la que los seres humanos, amparándonos en el supuesto amor fraterno, mostramos el mas alto grado de cinismo e hipocresía. Nos rasgamos las vestiduras ante la pobreza y simultáneamente entramos en una espiral de consumismo y excesos que contradicen esas supuestas buenas intenciones que nos embargan en estas fechas.
Siempre me ha parecido que en una especie de lavado de imagen, en un intento por apaciguar nuestras conciencias, estos días se habla de los desfavorecidos, de los que sufren el desamparo, las carencias cotidianas, para luego lanzarnos a la carrera a ese sinsentido de la compra de viandas sobrevaloradas, a la búsqueda de regalos innecesarios y al consumir como si nos sobrará. Hipocresía sin excepción a la que todos contribuimos desde nuestra afortunada posición de beneficiarios del primer mundo. Somos unos privilegiados, por eso tal vez sería bueno dejar de mirarnos el ombligo y pensar en romper esa escalada de derroche, que la navidad parece contagiarnos. Lo único bueno de la navidad es que al final, se acaba.

Juliki (descontando días)

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