sábado, 19 de diciembre de 2009

Encrucijadas de melancolia.



Parece como que uno debería ser feliz, o al menos aparentarlo en todo momento. Cualquier otro sentimiento distinto a la felicidad suele considerarse como un síntoma de anomalía, perturbación o enfermedad.
Pues me parece bien pero va a ser que no. Yo, en general soy triste, nostalgico o melancólico, como prefiráis; y no por ello estoy enfermo ni soy raro. ¿O tal vez si?
A veces me levanto afligido, alicaído; como abatido o apenado sin razón aparente. Se que esta mal visto salir así a la calle y encarar la vida. Por eso algunos días me pongo la mascara neutra del "no pasa nada" y me mezclo con los demás intentando pasar inadvertido. Otros días en cambio voy de mustio; cabizbajo y cariacontecido. No es una pose, es mi estado de animo preponderante. Esos días me limito a pensar, sentir e interpretar lo que percibo en mi, a vivirlo. Si estoy desecho, desolado, descorazonado o derrotado no puedo evitarlo y aflora en mi semblante, acompaña mis ideas y se plasma en mis escritos. Uno tiene derecho a estar atribulado, compungido y consternado por lo que le rodea, sobre todo si no es como lo soñó.
También me gusta reír y disfrutar de las cosas y las personas como al que mas, ansío esos instante de regocijo; y cuando llegan me entrego con deleite y fervor a su gozo.
La vida tiene momentos para todo. Nos enseñan a buscar y vivir para los instantes felices, pero nadie se molesta en que aprendamos a convivir con nuestras tristezas.
Yo, cuando llegan, ya no huyo de ellas. Me siento a su lado y charlamos, tal vez por eso, a veces se quedan mas tiempo ...


Juliki (de natural aliquebrado y soledoso)

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