viernes, 24 de febrero de 2012

Expectativas inciertas



Ya está. Diecisiete días mareando la perdiz, creando un hábito, escribiendo de esto y aquello sin rumbo fijo y, como indiqué el primer día, sin nada interesante que decir. Es evidente que mi vida ni es una fiesta ni es una aventura. Pasa, como el tiempo, y se deja vivir. Ilusiones las justas, proyectos escasos y centrados en sobrevivir y los alicientes... escribir uno o dos relatos para mi curso de escritura y leer. No parece una existencia plena y alegre. No lo es.
La cuestión es por qué uno se conforma con lo que tiene si parece que no logra satisfacerle: ¿resignación?, ¿costumbre?, ¿masoquismo?
Admiro a los que se empeñan por conseguir lo que quiere, a los que saben lo que buscan, a los que lo logren o no se marcan un camino y transitan por él.
Yo hace tiempo perdí el rumbo o la ilusión, que es la estrella que guía cuando uno anda perdido y sin rumbo. Por eso diecisiete días atrás me levanté con la intención de cambiar algo y como no sabía por donde empezar me dije: pues vamos a ejercitar la fuerza de voluntad y la constancia y empecé a escribir. Bien ya está hecho ¿y ahora qué?


Juliki sin brújula

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