sábado, 18 de febrero de 2012

Puertas al vacio


Hoy, al abrir la caja de las letras la encontré vacía. Las palabras habían huido, las frases se habían tomado el día libre y los párrafos andaban de resaca.
Sin materia prima es difícil hacer un buen guiso. Por eso pensé que era el momento de tirar la toalla y reconocer mi derrota. Escribir todos los días es duro; no tanto por juntar letras, como por contar algo con ellas agrupadas, sin repetirse, sin que suene a relleno.
He dejado pasar el día con la esperanza de que alguna idea, aunque fuera ajena, se cruzara en mi camino y poder apropiármela. No hubo suerte. ¿Qué hacer entonces? Pues no escribir nada o escribir sobre nada que a veces es lo mismo. Podría seguir esperando alguna idea, pero no creo que llegue a tiempo. Por eso busco en la alacena, abro el sobre y echo los polvos en el agua hirviendo, remuevo un rato y ya está lista la sopa de letras. No es acto para paladares exquisitos, pero quita el hambre.

Juliki fullero

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