domingo, 12 de julio de 2009

Hambre de utopías



Soy un cursillista nato. Supongo que esa "afición" es consecuencia de mi afán por el aprendizaje. Hay personas que odian los cursos y los consideran una perdida de tiempo: Son los autodidactas, a los que yo admiro, pero en mi caso necesito que alguien que sepa me enseñe los rudimentos iniciales. Esa iniciación me da cierta seguridad a la hora de aprender y me permite investigar por mi cuenta, partiendo de una base mas sólida.
Mi estado anímico va sufriendo una serie de transformaciones antes de realizar un curso. Comienza con una sensación similar a la euforia cuando encuentro un curso que es de mi interés. El sentimiento se transforma y llega a rozar el pánico cuando me asaltan múltiples dudas ¿Debería apuntarme? ¿No es demasiado caro? ¿Merecerá la pena? Después de varios días de deshojar la margarita, me decido y eso me conduce a un estado próximo a la placidez, que se prolonga hasta los días previos al comienzo del curso. La inquietud es lo que predomina el día de comienzo, y según se desarrolla el curso suelo alternar momentos esperanzadores (mas como un deseo que una realidad ) y el desengaño. Al final, siempre me defraudan. Puede ser que mis expectativas sean demasiados excesivas a priori, o que en realidad los cursos no suelen realizarse pensando en formar al personal, sino como un mecanismo de recaudación. Si, seguramente ese sea el aspecto preponderante a la hora de diseñar los curso, sacar pelas. Por eso suelen contar con demasiados alumnos, profesores no excesivamente motivados y temarios que no se completan o dejan mucho que desear. La pregunta es ¿A quien culpar? ¿A los organizadores que buscan solo su interés?, ¿A los profesores que acceden a impartir cursos masificados? ¿O a los propios alumnos que repetimos una y otra vez la experiencia?
Y yo ¿por que sigo intentándolo una y otra vez? Primero porque siempre se aprende algo y en segundo lugar porque continuo con la esperanza de encontrar el curso perfecto. Como en tantas otras cosas en esto también soy un romántico empedernido ...


Juliki (Empeño o testarudez)

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