domingo, 3 de mayo de 2009

Variedades de pánicos


Uno tiende a pensar que el motor de la vida son las ilusiones que alimentan nuestro animo. Esos sueños esperanzadores que son el aliento que nos hacen superar los traspiés en el discurrir cotidiano. Es indudable que sin ellos, tal vez el día a día se haría mucho mas penoso y la vida pasaría a ser una rutina desalentadora.
Pero no hay que olvidar este otro combustible que nos acompañan y cuya superación nos hace crecer y luchar por ir mas allá: Me refiero a nuestros miedos. Cada uno tiene los suyos; unos los comentan abiertamente y otros los ocultan como si revelarlos pudiera aumentar su fragilidad frente a los demás.
Hace unos día asistí a un exposición donde cada artista representaba sus miedos y animaba a que cada uno de los asistentes apuntara los suyos. La lista fue interminable:
"a los monstruos de debajo de la cama, a no encontrarte, a crecer, a perder el control, a mi verdadero yo, a tu mirada, a que la soledad me coma, a tus palabras, a tus silencios, a que me rompas el corazón, a no tener puntos en común, a perderme, a los secretos, al miedo, a quedarme en blanco, a bajarme de la torre, a la cuerda floja, a que me líes..., a quedarme en silencio, a los príncipes rana, a quedarme sin libros, a borrar mis huellas..."
Si los compartes siguen estando ahí, pero tienen menos peso, dan menos pánico. Yo he decidido que cada día, al levantarme, mirare a los ojos a uno de mis miedos, como primer paso a afrontarlos. Esta mañana ante al espejo me enfrente a uno nuevo: Miedo a encontrarme y a no gustarme como soy... Estoy en ello.
Y tu, ¿a que miedo vas a encararte mañana?


Juliki (¿curado de espanto?)

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