lunes, 4 de mayo de 2009

Menudencias sustanciosas


Vivimos demasiado deprisa y, en ese "sprint" cotidiano por llegar antes a no se sabe donde para no se sabe que, nos perdemos un montón de cosa, obviando los pequeños detalles. Son esas menudencias, en apariencia insignificante, las que miradas con calma y de cerca suelen aportar algunos de los mejores instantes de nuestra existencia.
El otro día preparando una ensalada, mientras pensaba en mis asuntos me sentí vigilado. Que raro pensé: ¡Si estoy solo! Volví a mi ensoñación y fue entonces cuando con el cuchillo en la mano pude ver con claridad, que el tomate me miraba. Palabrita del niño Jesús, no fue un trastorno transitorio provocado por la ingesta masiva de alcohol ni ninguna otra sustancia psicotrópica. Allí estaba yo, a punto de degollar a un indefenso tomate que me miraba con una carita mitad sorpresa-mitad desesperación. Me quede paralizado sin saber que hacer y después de ese instante de indecisión, tome una resolución salomónica; fui a por mi cámara, inmortalice al tomate para la posteridad y me lo lleve satisfecho a la boca, pensando lo mucho que debe doler que te corten por la mitad ... y es que no hay nada como la tranquilidad para poder saborear las pequeñas cosas de la vida.


Juliki (de lunes)

2 comentarios:

  1. Que este no es mi Juliki, que me lo han cambiao. Si miras tu ex-tomate con detenimiento verás que no sólo te mira desesperado con ojos de "gato de Shrek", sino que además está pegando un último y desesperado grito de angustia.

    En el pasado, el Juliki que yo conocía habría recogido al tomate entre sus manos, le habría tomado la temperatura y lo habría arropado. Probablemente habría ido a la ferretería a comprar un mini-invernadero unitomatil, se habría pasado por la verdulería a comprarle una tomatita para que no se sintiera solo y seguramente habría dormido en el suelo para dejarles al tomate y la tomata su cama (con colchón de látex).

    Y el Juliki de hoy en día agarra un cuchillo con saña, parte al tomate en dos y se lo zampa. Tomaticidio y tomatefagia en una tacada. Y se queda tan ancho. Si es que ya no quedan valores en este mundo insensible...

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  2. Con la carita que te miraba el pobrecito...

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