martes, 5 de mayo de 2009

Soledad civilizada


Soy un ser urbano, no puedo evitarlo; llevo tanto tiempo transitando por el asfalto que la ciudad forma parte de mi con su encantos y sus desatinos. Cierto es que hubo otro tiempo, cuando mi barba no plateaba, porque cuasi ni barba había, que me rondo con insistencia la idea de perderme en el campo. Aquella idea no llego a cuajar, quien sabe si por el miedo que de natural acompaña a mi persona cuando de cambiar "algo" de mi vida se trata o por la deficiencia genética que padece mi familia para conducir vehículos y que me relegaba al mas absoluto aislamiento en esos pueblos de dios.
Me atraía mucho, además de la tranquilidad y el aire puro, la idea de proximidad que se respira en los pueblos y las ciudades pequeñas, donde uno no tiene que quedar con los amigos porque acabas encontrándolos y si no en dos patadas te acercas a ver a cualquiera...
Una de las circunstancias que mas desasosiego me produce en la ciudad es ese aislamiento al que solemos someternos, ese estar rodeado de media humanidad, pero a la vez encerrado en nuestros microcosmos particulares. Las grandes ciudades tienen eso, generan recelo y desconfianza, nos hacemos herméticos y nos distanciamos. El vecino pasa a ser un extraño, el compañero un desconocido y el amigo alguien con quien cuesta coincidir...
Cada mañana al ir caminando al trabajo, me cruzo con numerosas personas, la mayoría son caras habituales, con las mismas expresiones de sueño, preocupación, cansancio ... Cada una de ellas iniciando su jornada, despertando al día y metidas en su mundo, en sus problemas. Yo las miro, les pongo nombre y juego a imaginar:
Hoy "Seriedad impertérrita" va mas tarde, se ha dormido y por eso parece mas enfadada.
"Hombre tranquilo" pasó antes que “Estela plateada", ella se ha cambiado el peinado
"Chico nervioso" no vino ¿Acabará faltando a la cita como "Sonrisa de amanecer" ...
Yo les observo y si me devuelven la mirada esbozo una sonrisa. Si me devuelven la sonrisa al día siguiente les saludo. Con algunos llegamos a intercambiar algunas palabras : "Venga a la tarea", "Buen fin de semana" ...
No vamos mas allá, se que no es gran cosa, pero es mi forma de incluir a esos extraños cotidianos en mi mundo, porque a fin de cuenta compartimos un instante y forman, aunque sea accidentalmente, parte de mi vida.
Siempre me queda la duda ¿quien seré yo para ellos? Seguramente "Loco sonriente de las 7 de la mañana".


Juliki (¿sociable?)

1 comentario:

  1. y que gusto da encontrarse de vez en cuando a alguien así que te da un chispazo energético para empezar la mañana.
    Es mejor ser loco sonriente que "el orco de las 12" : )

    monicaco

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