miércoles, 3 de junio de 2009

Pasadas angustias



Ayer escuchando la radio recordé lo que es sentir angustia ante la incertidumbre. Hablaban del avión supuestamente siniestrado y de la por ahora, desaparición de todos los que iban en él. Imaginé a todas las personas que tenían en el avión algún conocido, amigo, familiar ... de repente se enteran del suceso y como el mundo para ellos se transforma en un sin vivir. La incertidumbre se mezcla con el deseo, con la sospecha de una certeza, y con la remota esperanza de un milagro.
Siempre se puede superar una pérdida, aunque a uno le cueste creerlo y asumirlo; hay un punto y final a partir del cual la vida debe continuar, recomenzar o simplemente seguir. ¿Pero como cojones se afronta la incertidumbre de no saber? En el fondo uno tiene la seguridad de que al final será lo peor. El tiempo pasa y uno se aferra a la esperanza que, poco a poco se convierte en un tenue hilillo que se deshace a cada golpe de segundero. Uno piensa en el milagro, pero también sabe, que de producirse, suele ser inmediato, las buenas noticias se conocen pronto y si tardan es porque serán las que uno no quiere ni puede oír.
El 11 de marzo yo iba a hacerme unos análisis antes de entrar a currar, al cruzar la calle Atocha una parejita parada en la acera comentaba que había habido un atentado. Seguí mi camino hacia el medico pensando en lo que podría haber sucedido ¿coche bomba en el País Vasco? ¿tiro en la nuca a un policía o militar? Cuando llegué al ambulatorio ya estaba pensando en mis propios asuntos; entonces oí la frase: Ha sido en la estación de Atocha, varios trenes de los primeros de la mañana. No pude escuchar mas, la incertidumbre acababa de apresarme y casi me había paralizado. Intente encender el móvil sin atinar con el Pin mientras mi cabeza pensaba a la velocidad del rayo. No han dicho AVE, no han dicho el primero, sino de los primeros, no puede ser, no va a ser... No debió de transcurrir ni un minuto hasta que conseguí hablar con mi pareja, pero para mi fue eterno. El alivio me invadió, resoplé, me quité la congoja y aguanté las incipientes gotas en el lagrimal. Me hice los análisis y salí contento a la calle, la vida era estupenda... De repente me detuve, casi me desplome de vergüenza; me sentí sucio, ruin, estúpido, despreciable ... El ser humano es así, egoísta. No sabría discernir si por genética o educación. Da igual, pero deberíamos pensar con mas asiduidad que el centro del universo no es nuestro ombligo y lo que le rodea, que hay otros seres a nuestro alrededor.
En mi alivio al descubrir que la fortuna había sonreído a mi pareja, me olvide de todos aquellos que no corrían igual suerte, aquellos que desesperados intentaban localizar a los suyos sin conseguirlo. Para ellos la incertidumbre continuaba y muchos la verían convertirse poco a poco en certeza, en desgracia, en tragedia.
Ese día me dije que debía intentar no olvidarme jamás de esa sensación, ayer lo recordé; aunque tengo la impresión de que no es suficiente ...

Juliki (tristón)

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