viernes, 5 de junio de 2009

Rescatado del olvido V



Soy obstinado, en ocasiones no tengo claro si es un defecto o una virtud, pero no puedo evitarlo, me pasa con cierta frecuencia y en diversas circunstancia.
Me ocurre por ejemplo, cuando una cabina de telefónica se chupa sin motivo mi moneda de 50 céntimos. En ese instante sufro ligeras convulsiones cercanas a la ira y me transformo, no en el increíble Hulk, pero si en el obstinado Reclameitor. Llamo al 1004 y comienza el periplo de explicar una y otro vez quien soy, que me ha pasado y que quiero. Una y otra vez incansablemente hasta que me confirman que me devolverán mi dinero... Luego quedo a la espera y unos días después recibo en casa una carta que confirma que tengo derecho a una devolución de 50 céntimos y que en breve me harán llegar dicho importe a mi domicilio. Pasado el tiempo llega el cheque. ¡Si amiguitos ! un fastuoso cheque de 50 céntimos, que da paso al segundo y no menos complejo proceso: su cobro.
Generalmente cuando me presento en la sucursal el cajero/a flipa y tras mirarme como si fuera el portador del mas absurdo y desfasado disfraz, lo habitual es que no pueda resistirse y me pregunte de que va el tema. Yo amablemente le relato mis peripecias y en ese instante, se olvidan del disfraz y ven en mi persona, a ese bicho exótico y en vías de extinción: Juliki Obstinatus Cojoneris...
Una vez ganadas sus simpatías hacia mi causa, se plantea el conocido dilema del cajero solidario, que ha vivido en carnes propias la felonía de que la cabina engulla su última moneda, cuando se disponía a hacer una llamada urgente y su móvil esta sin batería:
- Es que te tendría que cobrar comisión por tramitar el cheque y entonces te tocaría poner dinero...
Saco la capa de superreclameitor y me dispongo a pedir el libro de reclamaciones, pero generalmente el cajero reacciona a tiempo...
- Esto es absurdo, toma tu dinero. Deberíamos hacer todos lo mismo...
Se que el tiempo y el esfuerzo empleado por mi para reclamar y recuperar mi dinero es mas valioso que la cantidad reclamada, pero si a Telefónica no le importa enviar dos cartas, cuyo coste de franqueo ya supera el importe de la reclamación, a mi tampoco me importa invertir lo mió para que las cosas sean como deben ser. Además no puedo evitarlo, a spiderman le pico una araña, tuvo que joderse y pasarse el día con las mallas puestas saltando de edificio en edificio; a mi me debió picar la mosca cojonera y...


Juliki (alado)

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